Esta pregunta evidencia una preocupación real, y no solo durante el noviazgo.
Hace poco leía una biografía de John Newton en la que se menciona que él escribió en sus diarios sobre su temor de idolatrar a su amada esposa. Si un hombre como Newton, que estaba tan abrumado por la gracia y dulzura del amor de Dios, sentía que en su debilidad podía inclinarse a idolatrar a una persona importante para él, ¿qué hay de nosotros? “Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga” (1 Cor. 10:12).
Si hemos entendido lo que la Biblia dice sobre nosotros y vemos lo fácil que se nos hace pecar, no nos resulta extraño que Calvino haya escrito en una ocasión que el corazón del hombre es “una fábrica continua de ídolos”.
Entonces, ¿qué podemos hacer para cuidarnos de idolatrar a una persona importante para nosotros, y más específicamente, a nuestra pareja?