Recuerdo cuando hace unos años empezamos a conocer el poder de las redes sociales. Muchos creyentes y ministerios comenzaron a considerar el potencial de ellas para alcanzar a los perdidos con el evangelio, incluso señalando algunos casos de éxito.
El argumento es sencillo y podemos parafrasearlo así: “Las redes sociales son una excelente forma de alcanzar a los inconversos porque nos permiten llegar a dónde ellos están y captar la atención de ellos en Internet. ¿Puedes imaginar lo que Pablo hubiese podido hacer con las redes sociales? Seguro las hubiese usado en su evangelismo. Podemos alcanzar a nuevas personas como nunca antes lo hemos hecho, con relativamente poco esfuerzo en comparación a otras formas de evangelismo, gracias a esta tecnología”.
Aprecio el deseo en muchas personas de aprovechar todo medio legítimo para dar a conocer a Cristo. Pero a estas alturas del desarrollo de la industria de las redes sociales, el tiempo ha demostrado que las redes sociales no son el mejor lugar para evangelizar.
Es hora de entender esto si queremos ser productivos al usar las redes sociales en nuestra búsqueda por cumplir la gran comisión. Las redes sociales tienen ciertos límites muy importantes en su utilidad en el evangelismo. Hay mucho que podríamos hablar al respecto, pero para ser concisos, considera al menos las siguientes dos verdades.