Hace varios años estaba en un congreso multitudinario organizado por una congregación de la que eventualmente me fui, gracias a Dios.
En una de las conferencias, un cantante evangélico muy famoso predicó sobre lo importante de escuchar la voz de Dios de forma audible.
Creo que Dios puede hablarnos hoy. No tengo la menor duda de eso. Él nos habla mediante Su palabra, cuando la leemos y cuando el Espíritu Santo nos la recuerda en nuestro día a día.
Sin embargo, este hombre estaba en ese congreso hablando a miles de personas sobre las veces que él había “orado” y escuchó respuestas de Dios en una voz que venía desde el cielo dándole “revelación fresca” para situaciones específicas. La multitud aplaudía y respondía “amén” a lo que él decía.
Eso me impactó y me sigue impactando. Hoy, muchas personas están obsesionadas con escuchar audiblemente la voz de Dios, pero no con adentrarse en lo que Él ya ha hablado.