Luego de hablar sobre las doctrinas de la gracia, siento la responsabilidad de compartir contigo las siguientes advertencias (muchas también son para mí).
1. No te olvides de Cristo. Hay personas que terminan idolatrando a los reformadores como Calvino, y se olvidan de que las doctrinas de la gracia son para la gloria de Dios y no para la gloria de hombres. Estas doctrinas no son un fin en sí mismas, y si en verdad las crees y comprendes cada día más, deberías saber esto.
2. Sé paciente con los demás. Sé lo que se siente querer compartir estas verdades grandiosas con todo el mundo y desear que los demás también las crean y vean cuan hermosa es la salvación que Dios nos da en Cristo, pero necesitas reconocer que muchos no las entenderán al comienzo. Si Dios fue paciente contigo, ¿quién eres tú para no ser paciente con tu hermano?