Una de las verdades que más moldean mi servicio a Dios, dentro y fuera de Internet, es la realidad de que la predicación del evangelio no es solo para los incrédulos. El evangelio también es para los evangélicos.
No importa si ya nos congregamos en una iglesia y decimos que somos cristianos, todos necesitamos seguir escuchando la predicación de la buena noticia de lo que Dios hizo por nosotros en Cristo. Puedo pensar en al menos dos razones para esto.[Continuar leyendo]