“… el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6)
¿Te has preguntado por qué sigues siendo cristiano? ¿Por qué nuestros corazones tan vagabundos no han perdido la fe y continúan amando a Dios a pesar de que somos tan imperfectos, tan distraídos durante horas del día y tan débiles dejados a nosotros mismos?
La doctrina de la perseverancia de los santos, o mejor dicho, de la preservación de los santos, es la respuesta gloriosa a esas preguntas.