Continuamos hablando sobre las doctrinas de la gracia. Antes de introducirnos en cada una de éstas y revisar el fundamento bíblico, quiero refutar rápidamente 16 prejuicios que muchos tienen acerca de los que las profesamos. Espero que este artículo sea útil.
Considero que la gran mayoría de las personas que afirman el TULIP están de acuerdo conmigo si hablo en nombre de ellos y digo que…
1. No creemos que Calvino es más importante que Cristo.
Como dije en el post anterior de la serie, Cristo es nuestro Señor y Calvino fue solo un hombre que enseñó de forma contundente las doctrinas de la gracia en los tiempos de la reforma protestante.
Lamentablemente, vivimos en una época en la cual las etiquetas son un mal necesario y por eso muchas personas que creen en las doctrinas de la gracia dicen ser calvinistas, para identificar qué creen con respecto a varias cosas de las cuales se nos habla en la Biblia. Lo hacen de la misma forma en que hay personas que se hacen llamar “pentecostales”, “bautistas”, “luteranas”, “carismáticas” y etc.
Ciertamente, lo malo de la etiqueta calvinista es que parece fundamentarse sobre la opinión de una persona, cuando en verdad las doctrinas de la gracia se fundamentan en la Biblia y el calvinismo como postura surge del consenso de muchos reformadores sobre lo que muestran las Escrituras. Por eso muchos prefieren llamar a esto doctrina reformada.
Así que, no creemos que Calvino es más importante que Cristo. De hecho, en realidad la mayoría de los calvinistas no están de acuerdo con todo lo que enseñó Calvino en sus libros y sermones sobre diversos temas a parte de las doctrinas de la gracia (¡como yo!), sino que simplemente dicen ser calvinistas como abreviatura de “creo en las doctrinas de la gracia”.
(En lo personal, prefiero ser llamado tulipán aunque suene raro)
2. No creemos que cinco letras pueden encerrar la mente de Dios.
Aunque hablamos mucho del TULIP, nosotros creemos que estas cinco letras no pueden resumir toda la teología reformada y lo que la Biblia enseña, y mucho menos encerrar la mente de Dios.
Estos cinco puntos son como la punta de un iceberg, desde la cual nos arrojamos hacia abajo, hacia las profundidades de la grandeza de Dios que Él ha revelado para alabanza de Su nombre. O mejor dicho, el TULIP es tan solo el pie de la montaña hacia la cual todo cristiano está llamado a subir una vez que ha entendido que la salvación es solo por fe en Cristo y Su obra. Los cinco puntos son solo el comienzo.
3. No creemos que los arminianos no son cristianos.
Solo creemos que algunos no lo son, de la misma forma en que hay “calvinistas» que no han nacido de nuevo y no son cristianos de verdad. Nuestro mismo Señor Jesucristo enseña que no todas las personas que dicen ser cristianas en realidad lo son (Mateo 7:21). Por eso en la Palabra todos los cristianos somos llamados a examinarnos (2 Corintios. 13:5).
No creemos que para ser salvo necesitas aceptar a Calvino en tu corazón o algo así.
4. No creemos que somos mejores personas que los arminianos.
De hecho, pensamos que ser calvinista y ser orgulloso es una contradicción. Alguien que realmente acepta las doctrinas de la gracia no tiene ningún motivo para sentir orgullo de sí mismo y creerse superior a cualquier otra persona, ya que todo lo que tenemos y sabemos es por pura gracia. Charles Spurgeon explica al respecto:
«Hay algunos que profesan creer en la doctrina de la elección que son tan orgullosos como Lucifer. Pero no es la doctrina de la elección la que los vuelve así; son sus propios corazones perversos los que convierten todo lo bueno en malo. Tales hombres, creo, son más bien fatalistas en su juicio, que creyentes de corazón en el amor de Dios el Padre. La doctrina en sí, si fuera correctamente interpretada, tendería a humillarlos y a mantenerlos humildes»[1]Sermón: Efectos de la sana doctrina.
5. No creemos que el ser humano es todo lo malo que podría ser.
La doctrina de la depravación total no significa que el hombre es todo lo malo que podría ser. Significa que todas — de allí viene el total en el nombre de la doctrina — las áreas de la vida del hombre han sido afectadas por el pecado. Por eso algunas personas prefieren referirse a esta doctrina con el nombre “depravación radical” o “corrupción radical”.
6. No creemos que Dios sea el autor del mal o del pecado.
Sólo muy pocas personas que se atreven a decir que son calvinistas creen esa atrocidad y mentira. Creer que Dios es el autor del mal y el pecado no es calvinismo, es anti-calvinismo.
A lo largo de la historia de la iglesia, la amplia mayoría de las personas que abrazan las doctrinas de la gracia han sido enfáticas en aclarar que creen que Dios es soberano sobre todas las cosas sin nunca ser el creador del mal. Un ejemplo de esto lo vemos en la confesión de fe de Westminster:
«Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, ordeno libre e inalterablemente todo lo que sucede. (Efesios 1:11; Romanos 11:33, 9:15,18; Hebreos 6:17) Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios ni es autor del pecado (Santiago 1:13,17; 1 Juan 1:5.), ni hace violencia al libre albedrío de sus criaturas, ni quita la libertad ni contingencia de las causas secundarias, sino más bien las establece. (Hechos 2:23; 4:27-28; Mateo 17:12; Juan 19:11; Proverbios 16:33)»[2]Confesión de fe de Westminster (énfasis añadido)
7. No creemos que el hombre es un robot sin voluntad propia.
Creemos que el hombre siempre hace lo que quiere hacer, siempre que pueda hacerlo. El problema está en que el hombre es pecador y por eso ama las cosas que debería odiar. Vive inclinado a lo malo y no quiere creer en Jesús porque su corazón está endurecido por el pecado.
También creemos que cuando una persona es nacida de nuevo por el Espíritu Santo ante el evangelio, sus ojos son abiertos, mira la gloria de Cristo en el evangelio y cree para salvación voluntariamente, ejerciendo el don de la fe que Dios le da soberanamente, como consecuencia natural de ver el valor incomparable de Jesús por encima de todo lo demás.
8. No creemos en el fatalismo.
Mucha gente nos acusa de fatalistas, cuando en realidad creemos que somos las personas menos fatalistas en todo el mundo. El fatalismo es creer que todo está dejado al azar o caprichos cósmicos. En cambio, quienes creemos en las doctrinas de la gracia, aunque no tengamos todas las respuestas a todas las preguntas que podemos hacernos en esta vida, creemos que las verdades de la Biblia están arraigadas en el carácter intencional, justo, personal y amoroso del Dios soberano creador nuestro, y que todo lo hace con un propósito bien definido y bueno (cf. Efesios 1:11, Romanos 12:2).
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9. No creemos en un dios cruel que sólo elige a algunas personas para que sean salvas.
Creemos en un Dios amoroso que elige a muchos pecadores para que sean salvos aunque Él no debe misericordia a nadie. Eso suena muy confrontante, pero Dios no está obligado a escoger a todos, ya que todo pecador merece la ira de Dios por su maldad. Como bien expresa R.C. Sproul: Dios da misericordia a algunos y a otros da justicia, pero a ninguno da injusticia.
10. No creemos que Dios escoge arbitrariamente a las personas.
Algunas personas piensan que creemos que Dios colocó un montón de nombres en un sobrero, luego metió la mano en la sombrero, sacó algunos nombres y escogió tener misericordia de esas personas. Pero eso no es lo que muestran las doctrinas de la gracia y lo que nosotros en realidad creemos
La doctrina de la elección incondicional enseña que Dios escoge incondicionalmente a quienes serán salvos (no hay nada en nosotros que incline la elección de Dios hacia nosotros), pero eso no significa que Él nos escoge al azar. Él tiene Sus razones en Él. De lo que estamos seguros, es que no tenemos nada de qué jactarnos.
Sabemos que esta verdad es muy incómoda, pero más adelante, durante la serie, trataré de mostrarte un poco de por qué importa tanto.
11. No creemos en un dios que no ama al mundo entero.
Tal vez algunos calvinistas se disgustarán conmigo por decir esto. Creo que este es posiblemente el punto más polémico de los que menciono en este artículo, porque ciertamente hay muchas personas, predicadores y teólogos a lo largo de la historia que han afirmado las doctrinas de la gracia a la vez que han mantenido la creencia de que Dios no tiene ningún tipo de amor por todas las personas, sino que sólo ama a algunos. Esta postura es conocida como alto calvinismo.
Sin embargo, la postura del calvinismo histórico, reflejado en el sínodo de Dort[3]Este sínodo rechazó categóricamente que el hombre pueda, mediante la gracia común, inclinar la elección de Dios a su favor y obtener gracia salvífica. No obstante, este sínodo nunca rechazó … Continue reading —el cual mencioné en el post anterior cuando hablé un poco de historia— y en la predicación de hombres como el mismo Juan Calvino, Charles Spurgeon, Jonathan Edwards, R.C. Sproul y muchos más, afirma que Dios ama al mundo entero en muchos sentidos. Obviamente no es un amor en todos los sentidos, como el amor que tiene por Su iglesia, pero sigue siendo un amor real y misericordioso hacia la humanidad.
Es por eso que tomo el atrevimiento de aclarar que la mayoría de los calvinistas no creemos que Dios no ame a todas las personas. Creemos que Él ama con sinceridad a todo el mundo en muchos sentidos, y que esto se refleja en que ha dado gracia común a todos: Cada latido del corazón de un pecador es un regalo de misericordia. Dios providencialmente hace salir el sol sobre todos los hombres (Mateo 5:45).
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12. No creemos que la gracia de Dios no pueda ser resistida.
Sé que esto suena llamativo por la doctrina de la «gracia irresistible«, pero la verdad es que la gente constantemente está resistiendo la gracia de Dios. Tristemente, todos los días hay millones de personas que rechazan el amor de Cristo.
Sin embargo, creemos que la gracia de Dios es tan poderosa que puede vencer nuestra resistencia natural a ella y es capaz de abrir nuestros ojos espirituales para que veamos con ellos el valor de Cristo y creamos el evangelio. Es a eso a lo que realmente nos referimos cuando hablamos de “gracia irresistible”, o como algunos optan por llamarle para evitar esta confusión, “gracia eficaz” o “llamamiento eficaz”.
13. No creemos que el poder de Jesús para salvar es limitado.
Mucha gente piensa que creemos eso, debido al título de la doctrina “expiación limitada”. Creo que si se hiciera la entrega de un premio a la doctrina con el peor nombre, sin duda alguna lo ganaría la expiación limitada.
Es por eso que muchos calvinistas prefieren llamarla “expiación definitiva” o “redención particular”, también para evitar confusiones.
Creemos que el poder de Jesús para salvar es ilimitado y suficiente para salvar al mundo entero. Pero creemos que Él vino, no para hacer posible la salvación de todo el mundo, sino para efectivamente asegurar la salvación de Sus ovejas. Jesús no falla y de eso hablaré más adelante durante la serie.
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14. No creemos que es posible vivir entregados al pecado y aun así ser salvos.
La doctrina en la que creemos es llamada “la perseverancia de los santos”, no “el libertinaje de los santos”. Creemos que cuando una persona vive entregada al pecado, en realidad nunca ha sido salva (1 Juan 3:9).
Nosotros afirmamos, junto con la Biblia, que una de las pruebas de que una persona ha nacido de nuevo y es salva, es que perseverará en la fe y buscará andar en santidad para la gloria de Dios. Alguien que “pierde su salvación” es alguien que en realidad nunca la tuvo (2 Juan 9).
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15. No creemos que es innecesario evangelizar.
Estamos convencidos de que la predicación a toda persona es el medio por el cuál Dios extenderá salvación a todos sus escogidos, así que somos pro-evangelismo.
Creemos que la verdad de la soberanía divina y nuestro llamado a evangelizar van de la mano, lo primero prepara el camino para lo segundo y garantiza su éxito (cf. 2 Timoteo 2:10).
De hecho, las doctrinas de la gracia y el evangelio son nuestro mayor impulso para evangelizar. Si, por ejemplo, no creyéramos que Dios puede vencer la dureza de los corazones de las personas, o si pensáramos que estamos invitando a la gente a iniciar un viaje que nunca terminarán porque seguramente perderán su salvación o que las estamos llamando a un lugar al cual no sabemos si iremos realmente, entonces nuestra predicación fuese una pérdida de tiempo. ¡Y podría seguir dando muchos ejemplos!
No es casualidad que tantos misioneros reconocidos a lo largo de la historia y fieles expositores de la Palabra de Dios hayan tenido un gran celo evangelístico impulsado por las doctrinas de la gracia.
16. No creemos que entendemos todos los misterios de la Biblia.
Hay muchas cosas que son misteriosas para nosotros. Sin embargo, creemos que las doctrinas de la gracia son un camino para conocer más y más los misterios asombrosos que se nos muestran en las páginas de la Biblia y que seguramente entenderemos con mayor plenitud en el cielo.
En el siguiente post de la serie, hablaré un poco sobre la historia de cómo conocí las doctrinas de la gracia. Quiero que juntos las conozcamos cada día más para la gloria de Dios.
Referencías