Si somos honestos, admitiremos que puede ser fácil caer en la monotonía dentro de nuestras oraciones. Aunque Jesús dice “no uséis repeticiones sin sentido” (Mateo 6:7), a veces nuestras oraciones pueden llegar a ser así.
Donald Whitney, profesor en el Southern Baptist Theological Seminary, conoce esta complicación y la aborda en su libro Orando la Biblia:
“[E]l problema no es que oremos por las mismas cosas de siempre, sino que usemos las mismas palabras cada vez que oramos por las cosas de siempre. Parece que casi todas las personas empiezan a orar así tarde o temprano y eso se vuelve aburrido; y cuando la oración es aburrida, no sentimos ganas de orar. Cuando no sentimos ganas de orar, es difícil orar, al menos de manera enfocada y concentrada”.