La enseñanza bíblica de la Trinidad es infinitamente grandiosa, pero necesitamos buscar comprenderla hasta donde nos sea posible si queremos conocer más a Dios.
Una tradición cuenta que Agustín de Hipona, uno de los grandes teólogos cristianos de la historia, paseaba por la orilla del mar mientras en su cabeza pensaba mucho en Dios y la doctrina de la trinidad.
Caminando, vio a un niño jugando en la arena de la playa. El niño corría hacía el mar, llenaba un cubo con agua del mar, y volvía a donde estaba antes y vaciaba el agua en un hoyo. El niño hacía eso una y otra vez
Esto le dio curiosidad a Agustín, así que se acercó al niño y le preguntó: “¿Qué haces?” El niño dijo: “Estoy sacando toda el agua del mar para colocarla en este hoyo”. Agustín le dice: “¡Eso es imposible!”. La respuesta del niño fue: “Más difícil es que llegues a entender el misterio de la Santísima Trinidad”[1]Wikipedia.
Ciertamente la enseñanza bíblica más misteriosa es la doctrina de la Trinidad: Que Dios es uno en esencia y tres personas. Este concepto es imposible de comprender para nosotros, y sin embargo es más importante de lo que pensamos.
Referencías