Durante casi 50 años, R.C. Sproul ha servido a la iglesia como un maestro dotado por la gracia de Dios para explicar con eficacia a toda clase de personas conceptos teológicos y filosóficos, que suelen son difíciles de comprender, con sencillez, perspicacia y hasta buen sentido del humor. Si lo has visto enseñando, sabrás a qué me refiero.
Ese don en acción es lo que hallas en Cómo defender su fe: Una introducción a la apologética, a medida que Sproul te guía en un viaje de aprendizaje sobre apologética clásica y muestra que la fe no es enemiga de la razón.
El autor explica que “la ciencia de la apologética cristiana se ocupa primordialmente de proveer una defensa intelectual de las verdades afirmadas por la fe” (posición 45), y expone cómo eso es un mandato bíblico relevante para todo cristiano en un mundo hostil contra el evangelio.
El libro cumple lo que promete: En serio, es una buena introducción a este tema. De hecho, Sproul inicia enseñando los “cuatro principios esenciales del conocimiento” sobre los que se fundamentan no sólo su apologética, sino todo el pensamiento humano. Estos son:
- La ley de la no contradicción.
- La ley de la causalidad.
- La confianza básica (aunque no perfecta) de la percepción sensorial.
- El uso analógico del idioma.
El autor explica que al menos uno de esos principios es desechado por el ateo que pretende refutar la realidad de Dios, cayendo así en irracionalidad.
Asimismo, explica la relación entre la razón natural y la fe, mostrando cómo ocurrió en la historia la errada separación entre ciencia y religión, y presenta un caso objetivo a favor de la existencia de Dios partiendo de la idea de que en resumen solo hay cuatro “posibilidades” básicas para explicar la realidad: ¿Es ella una ilusión? ¿Fue autocreada? ¿Es autoexistente? ¿O fue creada por algo autoexistente?
Sproul pone a prueba esas posibilidades frente a los principios básicos del conocimiento, señalando que sólo la cuarta de ellas es coherente. Por supuesto, el autor sabe que luego de esto no hemos llegado al Dios de la Biblia, por lo que continúa el viaje de aprendizaje considerando la relación entre el dios de los filósofos y el Dios de las Escrituras, dándose un tiempo incluso para hablar de la psicología del ateísmo.
Pero, ¿por qué confiar en la Biblia? Sproul responde en la última parte del libro desplegando el argumento principal de la iglesia a favor de las Escrituras, a la vez que responde varias objeciones.
Algo que diferencia a este libro de otros que he leído sobre apologética, es el uso de un lenguaje claro, para nada aburrido, que da como resultado una lectura fluida y agradable.
Sproul no sólo te enseña a pensar mejor y da argumentos clásicos a favor de la fe —pero vigentes hoy—, sino que también te sirve un vistazo de cómo estos argumentos y sus opuestos fueron desarrollados a lo largo de la historia. Lees un poco sobre Aquinas, Averroes, Kant, entre otros, y así entiendes no sólo sus enunciados, sino también lo que está en la raíz de ellos.
El autor muestra cómo las objeciones actuales contra la fe son en esencia las mismas que los escépticos y enemigos del evangelio han trazado antes. Por eso es útil conocer cómo tales objeciones fueron refutadas, consideradas absurdas en el pasado y podemos desmentirlas otra vez hoy.
Aunque Cómo defender su fe fue publicado hace más de una década, perdura como una lectura recomendada para todo creyente por lo edificante, disfrutable y único que es.