Vivimos rodeados de símbolos y logos. Una manzana mordida nos recuerda a Apple. Una letra “F” blanca en un cuadro azul nos recuerda a Facebook. Y una cruz nos recuerda de inmediato a Jesús.
La cruz es el símbolo universal del cristianismo. Es central en la obra redentora de Jesús y los propósitos eternos de Dios. Por eso, el apóstol Pablo escribió a los creyentes en Corinto: “Nada me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucristo, y Este crucificado” (1 Cor. 2:2).