Pocos hombres fueron tan usados durante la Reforma protestante como John Knox, el gran reformador escocés que proclamó con valentía las verdades del evangelio bíblico. Sin embargo, fue un hombre falible como nosotros, del que deberíamos aprender no solo a partir de su buen ejemplo, sino también de sus errores.
Recientemente, leí un artículo de Jon D. Payne donde me encontré con una historia que me hizo reflexionar sobre nuestra necesidad de buscar la sabiduría de Dios a la hora de publicar cualquier cosa en Internet.
En 1558, el fogoso teólogo escocés [John Knox] escribió un polémico tratado titulado El primer toque de trompeta contra el monstruoso gobierno de las mujeres. La obra condena sin tapujos el gobierno de mujeres monarcas. Rechazando la opinión de Juan Calvino y otros, que estaban trabajando estratégicamente por la Reforma en Gran Bretaña y el continente, Knox mandó a publicar su Primer toque. Aunque estaba principalmente dirigido a otras mujeres monarcas, el tratado cayó casualmente en manos de la reina Isabel I, que acababa de ser coronada. Como era de esperar, la reina se disgustó mucho. A partir de entonces, Knox y todos los asociados a la Reforma de Ginebra perdieron el favor de Isabel, todo por un tratado innecesario sobre las soberanas.