Pocas cosas son más comunes en nuestra generación que revisar el teléfono en las mañanas cuando despertamos.
¿Qué hay de nuevo hoy en las noticias? ¿Qué me perdí mientras dormía? ¿Cuántos ‘me gusta’ habré recibido durante la noche? ¿Quién me escribió en WhatsApp? Esas son algunas de las preguntas que nos hacemos justo luego de apagar la alarma que nos despertó.
Mi consejo honesto: resiste la tentación de revisar el teléfono.
No creo que sea pecado revisar el teléfono en las mañanas, pero considero que es algo que un creyente no debería tener como hábito si está interesado en su crecimiento espiritual.
El problema de revisar el teléfono en las mañanas
Lo que hacemos en los primeros minutos luego de despertar tiene un poder muy grande para moldear todo lo que hacemos o pensamos por el resto del día: