«El hábito diario más importante que podemos poseer, es recordarnos a nosotros mismos el evangelio» — Charles Spurgeon.
Una de las lecciones más importantes que Dios me ha concedido aprender, y que debo seguir aprendiendo, es lo esencial que es predicarme el evangelio a mí mismo. Meditar en Él. Procurar tenerlo siempre en mi mente.
A eso sin duda se refería el apóstol Pablo cuando inspirado por el Espíritu Santo escribió a la iglesia en Filipenses:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8)
¿Has considerado lo importante que es predicarte a ti mismo el evangelio? Espero mostrártelo a continuación y animarte a tomar esta resolución para el nuevo año: Predicarte todos los días la verdad de Cristo y Su obra, para la gloria de Dios.