Siempre que enseño sobre la vida cristiana en la era digital, se ha hecho inevitable que alguien pregunte: ¿Qué opinas de los influencers cristianos?
¿Qué hacemos con estas personas carismáticas y talentosas que nos abren una ventana a sus vidas para hablarnos de Jesús y producen contenido cristiano que alcanza a multitudes?
Nuevos retos para la iglesia
Para empezar, la idea de influencers cristianos representa nuevos retos para la iglesia. En primer lugar, es necesario evitar caer en los patrones dañinos de la cultura de celebridad que pueda haber en la iglesia y que forma la idea de una farándula entre creyentes.
En segundo lugar, ahora cualquiera puede llegar a ser famoso en círculos evangélicos y ponerse a hablar de los temas teológicos que escoja abordar sin importar su madurez teológica y de carácter, o incluso sin importar si es miembro de una iglesia local que lo respalde y a la que rinda cuenta.
Lo sé por experiencia: cuando mi blog nació hace casi una década, eventualmente tuvo una temporada de mucha popularidad en la que llegué a tener millones de lectores al año… pero yo no estaba preparado para esa fama repentina.