Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre (Mateo 6:9).
Estamos tan familiarizados con el padrenuestro que solemos pasar por alto lo radical que resulta desde el comienzo. Piensa por un momento: si la Biblia no dijera que Dios es un padre y que podemos acercarnos a Él como nuestro padre, ¿cómo nos acercaríamos a Él una vez que entendemos que se trata de una persona? ¿Cómo acercarte a Dios?
Seguramente lo veríamos primero como el gran Creador del universo (y lo es), pero eso por sí solo no significa necesariamente que podamos tener una relación con Él, y mucho menos una de intimidad y afecto profundo. Tal vez, al considerar que fuimos dotados con cierto sentido de moralidad, pensaríamos en Dios primero como el Gran Juez del universo (y también lo es). En ese caso, nos acercaríamos a Su presencia como nos acercaríamos a un policía con evidencias de nuestras infracciones y poder para castigarnos. Nos acercaríamos buscando no molestarlo y ganar su favor.