Charles Spurgeon fue muy elocuente al señalar a los falsos maestros y enemigos del evangelio, y al advertir en amor a la iglesia sobre ellos. Sin embargo, él hacía más que eso: Él oraba por quienes rechazan verdad.
Esto es algo que Spurgeon llegó a decir desde el púlpito, en su clásico sermón Un gran evangelio para grandes pecadores:
«Debo poner en la categoría de los más grandes pecadores especialmente a quien ha predicado el error, a quien ha negado la deidad de Cristo, a quien ha atacado la inspiración de la Escritura, quien ha forcejeado en contra de la fe, luchado contra la expiación, y hecho el mal tanto como ha podido diseminando el escepticismo. Ése debe tomar su lugar entre los principales líderes de la perversión diabólica: es un importante destructor, un apóstol elegido del príncipe de las tinieblas. ¡Oh, que pueda ser traído por la Gracia soberana para estar entre los maestros más destacados de esa fe que hasta aquí ha destruido!
Creo que sería muy conveniente que nosotros como pueblo cristiano oremos más por las personas que sean notorias por su infidelidad. Si habláramos menos amargamente en contra de ellos, y oráramos más dulcemente por ellos, algún bien resultaría de eso. Hemos tenido ya la suficiente dosis de argumentos políticos en contra de los ateos. Llevemos ahora el caso a una corte superior, y supliquemos a Dios en favor de ellos. Si usamos la gran artillería del cielo por medio de la oración importuna, estaríamos usando mejores armas de las que son empleadas comúnmente. Que Dios nos ayude a orar por todos los falsos maestros para que sean convertidos a Dios, y así muestren la omnipotencia de Su amor».
¿Te animas a orar por los enemigos del evangelio?