Es innegable que vivimos en un mundo impactado por los efectos devastadores del pecado. Lo vemos a diario en las noticias: ataques terroristas, pobreza extrema, racismo, corrupción, etc.
Hace poco hubo una terrible masacre en Bagdad, y recientemente el racismo ha traído mucho dolor a los Estados Unidos. ¡Las naciones necesitan la salvación y esperanza que sólo se encuentra en Jesucristo! Es necesario que los creyentes oremos y mostremos amor en estos tiempos.
Entre todo lo que acontece a nivel global, en los últimos años Venezuela ha aparecido a menudo en titulares alarmantes. Viviendo en esta nación y habiendo visto muchas cosas, siento que no puedo describir brevemente lo que pasa aquí. Aun así, espero hacer un buen intento, y hablar sobre lo que podemos hacer los creyentes.
Un país en bancarrota
Venezuela atraviesa su mayor crisis económica y social hasta ahora.
El país tiene la mayor inflación económica del mundo — el próximo año subirá un 1642%[1]http://money.cnn.com/2016/04/12/news/economy/venezuela-imf-economy/. Esto lo sienten los venezolanos, especialmente cuando miran que hoy se requiere más de 20 salarios mínimos para adquirir la canasta básica alimentaria[2]http://eltiempo.com.ve/venezuela/consumo/cendas-dice-que-canasta-basica-subio-a-bs-303615/222625… si es que pueden adquirirse los alimentos.
En todo el país hay escasez de productos tales como leche, fórmulas para teteros, arroz, pasta, harina, y muchos más, incluyendo toallas sanitarias y desodorante. La mayoría de las panaderías no tienen panes, y si tienen, sólo venden pocos por persona.
Para adquirir legalmente cantidades limitadas de ciertos productos, los venezolanos tienen que hacer colas humillantes (muchas veces kilométricas) durante largas horas afuera de supermercados, en días específicos de la semana, conforme a sus números de identidad. Las colas no garantizan que al momento de entrar al comercio haya productos todavía.
Esta escasez ha incitado a que se realicen saqueos y disturbios en varias ciudades del país, donde personas han sido asesinadas[3]http://www.nytimes.com/2016/06/20/world/americas/venezuelans-ransack-stores-as-hunger-stalks-crumbling-nation.html. Además, ha surgido en todos los niveles de la sociedad un mercado negro de comida, donde los productos se venden decenas de veces más caro de lo que es permitido legalmente.
También hay una profunda crisis en materia de salud. En las farmacias no se consiguen medicinas comunes y especiales. Hay centros médicos que no disponen de cosas como agua o antibióticos, ni de espacio para seguir atendiendo pacientes. Muchos bebés mueren a diario al nacer en los hospitales, debido a falta de insumos médicos[4]http://www.nytimes.com/2016/05/16/world/americas/dying-infants-and-no-medicine-inside-venezuelas-failing-hospitals.html.
Si ves esto terrible, considera que por falta de espacio, no puedo hablar aquí del cotidiano mercado negro de dólares, la deuda externa, el colapso de servicios básicos, el desempleo, la censura y persecución a medios, el vertiginoso auge de la delincuencia e impunidad, las universidades que no tienen recursos para seguir operando, y los reportes de violaciones de derechos humanos a civiles que han protestado contra esta situación.
El gobierno, dirigido por el presidente Nicolás Maduro — heredero político de Hugo Chávez —, afirma desde hace años que toda la crisis se debe a los últimos gobiernos políticos anteriores al chavismo (“la cuarta república”), conspiraciones de la oposición política, y a una “guerra económica/mediática” contra Venezuela.
Mientras tanto, la oposición política, ha reiterado que la crisis creciente se debe a las políticas socialistas del gobierno en los últimos 17 años, las cuales han promovido y permitido la corrupción, y han afrentado terriblemente a la industria privada que tanto proveía al país de trabajo y productos.
La Asamblea Nacional actual, de mayoría opositora al gobierno, ha aprobado leyes que — afirma — servirían para empezar a solucionar las crisis. Sin embargo, el gobierno nacional, a través del Tribunal Supremo de Justicia, ha desconocido y rechazado las acciones de la asamblea de diversas maneras.
Esta lucha de poderes, en conjunto con las irregularidades frecuentes en las actuaciones del Consejo Nacional Electoral, ha ocasionado que varios países se expresen en contra de las actuaciones del gobierno venezolano.
Mientras tanto, la situación empeora y muchos temen que en cualquier momento ocurra un estallido social[5]http://www.huffingtonpost.com/rafael-osao-cabrices/venezuela-crisis_b_10321756.html. El país es como una bomba de tiempo.
¿Qué podemos hacer los cristianos?
Quienes creemos lo que dice la Biblia, tenemos la esperanza de que Dios hará justicia, derramará misericordia conforme a Su voluntad soberana y puede restaurar a países enteros a través del poder de Su Palabra — Él lo ha hecho antes en otros lugares y tiempos. Él puede volver a hacerlo ahora.
Esta esperanza no sólo tiene que ver con lo que Dios puede hacer en Venezuela, sino con lo que Él puede obrar también en todo el mundo.
La situación global es abrumadora, y la crisis en Venezuela es dura para los cristianos en este país, por la gracia de Dios podemos confiar en que Él usa todas las cosas para el bien de quienes realmente le aman (Rom 5:3-5, 8:28). Al mismo tiempo que las personas son responsables de sus actos, nuestro Dios es “aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad” y hará justicia en toda la tierra (Efe 1:11, Rom 2:7-11).
Los cristianos fuimos redimidos por nuestro Señor Jesucristo (Rom 3:24-26), y “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas?” (Rom 8:32)
Por encima de lo que podemos ver, está la realidad de un Dios soberano sobre las naciones, y sobre Venezuela.
Pero nada de esto significa que vamos a quedarnos de brazos cruzados. Dios usa medios para llevar a cabo Sus propósitos. Hay muchas cosas que podemos hacer los creyentes ante lo que ocurre en el mundo.
En relación a Venezuela,
Podemos enviar siervos y predicar. Venezuela (al igual que el resto de las naciones) necesita conocer el verdadero evangelio porque sólo el verdadero evangelio puede transformar radicalmente a los países y hacer cosas que para el hombre son imposibles.
De nada sirve hacer buenos actos sociales si olvidamos proclamar a Cristo. Por tanto, hablemos la verdad de Cristo con amor y convicción, llamando a las personas al arrepentimiento — incluyendo a los políticos corruptos —, confiando en el poder de Dios (Mat 28:19-20, 1 Tim 4:2, 1 Cor 1:18-25).
Podemos dar. Aunque el evangelio no se trata de lo que hacemos, sino de lo que Cristo ha hecho, una prueba de que creemos el evangelio es dando fruto que honre a Dios (Rom 6:22), buscando obedecer Su Palabra (Jn 14:15), adornando nuestra predicación con ayuda a nuestro prójimo en sus dificultades (Stg 1:27, 2:14-26; 1 Jn 3:11-24).
Si vives en Venezuela, puedes ver que es difícil ayudar a tu prójimo que está siendo impactado por la misma crisis que tú. Lo entiendo perfectamente, pero te animo a que hagas el intento de socorrer a tu prójimo — dentro de lo posible — recordando que tu tesoro está en los cielos.
Y si estás fuera de Venezuela, te animo a realizar donaciones a iglesias o grupos de personas en el país. Tengo entendido que es muy difícil enviar alimentos y medicinas desde ciertos lugares, por políticas en las aduanas venezolanas, pero cualquier cosa que puedas enviar será de bendición. Las personas aquí te lo agradecerán y glorificarán a Dios por eso (cp. 2 Cor 8).
Sabemos que esta clase de cosas no solucionan la crisis de todo un país, pero son de enorme ayuda, consuelo y fortaleza para sobrevivir cuando cada día es más difícil hacerlo, y esto honra al Señor.
Podemos orar. Dios ha prometido que nos escuchará (1 Jn 5:14). Por tanto, podemos clamar a Él por esta nación que tanto necesita de Su gracia en este momento.
Oremos a Dios, pidiendo que tenga piedad de tantas personas que sufren ante la situación actual, rogando especialmente por obreros para la mies y salvación a los perdidos en todas partes (Luc 10:2, 1 Tim 2:2-4).
¡Hermanos, no desperdiciemos esta crisis! Esta es una oportunidad para reflejar la gracia, esperanza y amor que tenemos en Cristo.
Que el Señor tenga misericordia de Venezuela, y de las demás personas sufriendo en todo el mundo, y nos conceda vivir para Su gloria.
Este artículo apareció primero en Soldados de Jesucristo.
Referencías