Imagina que consigues a un león que no haga sonidos de león, y que en cambio, haga sonidos como un perro. Sí, un león que ladra. Bastante extraño esto que te pido que imagines, ¿eh?
Ahora imagina además que ese león puede hablar y tú le preguntas «Sr León, ¿Por qué no haces sonidos de León y en cambio decides ladrar como un perro?» y ese león te responda algo parecido a esto: «Es que no siento el llamado a vivir como un león».
Básicamente, esa es la conversación que he tenido con muchos leones y varias leonas dentro de la iglesia visible; personas talentosas y con potencial que están desperdiciando sus vidas y eso pone en duda si esas personas en verdad tienen a Cristo o no.
Estas personas no viven como Dios quiere que vivan porque «no sienten el llamado»… ignorando que al menos que obedezcan a Dios, jamás podrán ser ellos mismos en realidad.
En mi popular post sobre las 8 excusas que más dicen los cristianos, hablé de la excusa “no siento el llamado de hacer eso” que dicen algunas personas cuando se les habla que deben predicar el evangelio hasta los confines de la tierra y hacer discípulos.
Cuando alguien no cumple la comisión de predicar el evangelio y se excusa al decir que no tienen el llamado (de obedecer a Dios), básicamente está diciendo “no tengo el llamado a ser impactante”.
Eso es triste porque en realidad, sí se nos ordena a ser impactantes. Nacimos para compartir a Dios.
El asunto es que solemos llamar «llamado» a lo que en realidad es una orden. Tenemos la orden de ir por el mundo predicando el evangelio, usando nuestros dones y talentos naturales, y haciendo discípulos (Mateo 28:19-20). El llamado tiene que ver con a donde iremos, cómo lo haremos y cuanto tiempo estaremos allí.
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Tal vez no sepas cual es tu llamado ahora… pero sí puedes cumplir con la orden de ser impactante hoy en donde sea que te encuentres. Como lo dijo Spurgeon en una ocasión: «Quien no le sirve a Dios donde se encuentra, no le servirá a Dios en ninguna otra parte».
Y es que el primer ministerio que Dios te da es tu familia y la gente que tienes a tu alrededor. No creas que Dios no ha puesto un ministerio en tus manos. ¡Ya lo hizo!
Esta orden de predicar a Jesús con hechos y palabras no es opcional. Se trata de algo apremiante.
Pablo en una ocasión hablo lo siguiente:
«Tengo que anunciar esta buena noticia a todo el mundo, no importa que sepan mucho o no sepan nada, ni que sean humildes o importantes.» (Romanos 1:14-15a)
Y es que el evangelio no es simplemente “Cristo te ama”. El evangelio es dice: “Cristo te ama, compártelo con el mundo entero”.
Piensa lo siguiente: Si tienes a Jesús, una razón por la que no estás en el cielo justo ahora es porque no podrás predicarle a nadie allá.
¿Te atreves a ser impactante al disfrutar la gracia de Dios y extender Su gloria?
Ya tienes la orden de ser impactante para la gloria de Dios. Excusarte para no vivir esta aventura es una de las peores cosas que puedes hacer.