Recuerdo cuando hace unos años empezamos a conocer el poder de las redes sociales. Muchos creyentes y ministerios comenzaron a considerar el potencial de ellas para alcanzar a los perdidos con el evangelio, incluso señalando algunos casos de éxito.
El argumento es sencillo y podemos parafrasearlo así: “Las redes sociales son una excelente forma de alcanzar a los inconversos porque nos permiten llegar a dónde ellos están y captar la atención de ellos en Internet. ¿Puedes imaginar lo que Pablo hubiese podido hacer con las redes sociales? Seguro las hubiese usado en su evangelismo. Podemos alcanzar a nuevas personas como nunca antes lo hemos hecho, con relativamente poco esfuerzo en comparación a otras formas de evangelismo, gracias a esta tecnología”.
Aprecio el deseo en muchas personas de aprovechar todo medio legítimo para dar a conocer a Cristo. Pero a estas alturas del desarrollo de la industria de las redes sociales, el tiempo ha demostrado que las redes sociales no son el mejor lugar para evangelizar.
Es hora de entender esto si queremos ser productivos al usar las redes sociales en nuestra búsqueda por cumplir la gran comisión. Las redes sociales tienen ciertos límites muy importantes en su utilidad en el evangelismo. Hay mucho que podríamos hablar al respecto, pero para ser concisos, considera al menos las siguientes dos verdades.
1) Los algoritmos en las redes sociales buscan dar a cada usuario la clase de contenido que ese usuario desea o ha aprobado anteriormente.
Así es como las redes sociales buscan presentar una experiencia personalizada para cada usuario y resultar más entretenidas y adictivas para ellos.
Esto debería ser de conocimiento público, pero muchos creyentes lo ignoran y no están conscientes de sus efectos. Por ejemplo, esto contribuye a la fracturación de nuestra sociedad al generar “cámaras de eco” en donde nuestras posturas y opiniones son reafirmadas incesantemente mientras no escuchamos realmente a quienes piensan distinto a nosotros.
Por lo tanto, no deberías esperar que tu publicación en Facebook (por ejemplo) con contenido evangelístico alcance a una persona que nunca ha escuchado el evangelio, o no está interesada en hacerlo o buscar la clase de contenido que generas. Incluso si pagas para que más personas puedan ver o interactuar con la publicación. Lo cual nos lleva al siguiente punto.
2) Nunca tendrás plena libertad de expresión y una plataforma realmente propia en las redes sociales.
Las personas detrás de las redes sociales tienen agendas propias en cuanto a ideologías y creencias que van en contra a lo que afirma la Palabra de Dios. La censura que experimentamos en ellas cada día es más grande. Si todavía no te afecta, puedes apostar que más pronto que tarde puede que sí.
Aunque nos quejemos de eso, debemos ser honestos: construir una plataforma principal en redes sociales es como construir sobre un terreno prestado. Sencillamente no es sabio. De hecho, es muy caro, en especial cuando consideras que incluso para poder alcanzar a la mayoría de las personas que ya siguen tus perfiles debes pagar dinero regularmente en algunas redes sociales (por ejemplo, Facebook).
¿En serio esa sería la mejor forma de gastar nuestro tiempo y dinero en evangelismo?
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Por supuesto, en realidad no digo que las redes sociales no son un lugar para evangelizar. De hecho, pueden ser buenas herramientas para reflejar el carácter de Cristo y así ser luz en ellas, buscar y tener conversaciones evangelísticas con amigos y contactos, y más. Pienso que son mucho más útiles en el evangelismo persona-persona que en el evangelismo iglesia-persona o ministerio-persona.
Solo digo que no son el mejor lugar para alcanzar a los perdidos y nunca lo han sido. Las redes sociales tienen límites importantes en el evangelismo, y muchos de nosotros fuimos demasiado optimistas (y tal vez un poco ingenuos) sobre el potencial de ellas para predicar el evangelio a quienes todavía no lo han escuchado, sin considerar cómo funciona y ha venido desarrollándose la industria detrás de las redes sociales.
En resumen: las redes sociales son mucho más útiles en hacer llegar buen contenido bíblico a la gente que lo busca intencionalmente (personas que ya son creyentes o están interesadas) que en alcanzar a quienes nunca han oído de Jesús.
En realidad, pienso que las redes sociales son más útiles en otro aspecto de la gran comisión: el discipulado y la enseñanza a creyentes. A veces pensamos que gran comisión consiste simplemente en evangelizar, pero en realidad el mandato incluye: “Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones… enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado” (Mt. 28:19-20). Y precisamente en eso, la enseñanza, las redes sociales pueden ser útiles al alcanzar a creyentes con contenido edificante que pueda ayudarles a vivir conforme a la Palabra de Dios. De hecho, el despertar a la sana doctrina que vemos crecer hoy en Latinoamérica se debe en gran parte a esto, para la gloria de Dios. He perdido la cantidad de personas que me han contando que vieron sus vidas revolucionadas por una mayor comprensión del evangelio y la Biblia gracias a algún perfil de un ministerio en redes sociales.
Pero de nuevo, las redes sociales tampoco son el mejor lugar para eso. Ya existe una “red social”, una comunidad, hecha por Dios para el crecimiento de sus hijos: la iglesia, reunida localmente y experimentando una vida comunitaria. Así que no deberíamos subestimar la utilidad de Facebook, Instagram, YouTube, etc, en la gran comisión, pero al mismo tiempo tampoco deberíamos sobreestimar el valor de esas tecnologías.
Es por eso que ministerios con sana doctrina y un alcance creciente en las redes sociales como Coalición por el Evangelio, 9Marcas, Soldados de Jesucristo, Ligonier, Desiring God, y otros, buscan enfatizar que el deseo de ellos es servir a la iglesia local, no pretender reemplazarla. ¡Y doy gracias a Dios por eso! A fin de cuentas, Cristo nos llama a ir a donde están las personas que aún no lo conocen, llamarlas a la fe, y discipularlas en la iglesia; no simplemente enviarles contenido a sus pantallas.
Si deseas conocer más sobre cómo nuestra fe debe impactar la forma en que vemos y usamos las redes sociales, te invito a ver gratuitamente mi charla BITE.