“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros…” (Juan 15:16)
Llegamos a un punto controversial para millones de cristianos a lo largo de la historia: ¿Dios nos escogió incondicionalmente?
2 Pedro 1:10 dice: “… procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás” (énfasis añadido). Así que, si saber sobre mi elección será un combustible potente para mi perseverancia en la fe y andar santidad, entonces necesito demasiado conocer lo que la Biblia dice al respecto, y si soy escogido.
La elección importa. De lo contrario la Palabra no diría tanto sobre ella, y todo lo que está en la Biblia es para nuestro bien y para hacernos vivir como Dios quiere que lo hagamos (2 Timoteo 3:16-17). Recuerda que conocer cómo Dios nos salva tiene repercusiones eternas porque agradeceremos a Él por eso durante la eternidad.
¿Qué significa la elección incondicional?
Aunque Dios no considera a nadie mejor que otro (Romanos 2:11), en toda la Biblia vemos a Dios escoger soberanamente a personas por razones que no entendemos del todo (Abraham, Pablo, Jeremías, los discípulos de Jesús, etc…). Si estamos de acuerdo con eso, no debe resultarnos polémica la elección incondicional.
La elección incondicional significa que Dios escogió desde antes de la fundación del mundo, previendo el pecado del hombre, a una multitud incontable de personas para salvarlas, no porque vio que creerían o consideró algo bueno en ellas, sino que lo hizo en amor y misericordia, según Su voluntad para alabanza de la gloria de Su gracia.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado…” (Efesios 1:3-6, énfasis añadido)
En otras palabras, esta doctrina enseña que Dios no nos escogió porque fuésemos mejores, o más santos, o más inteligentes, etc. Nada en nosotros inclina la elección. De hecho, si Él no nos escoge en amor, ninguno de nosotros lo escogeríamos ni tendríamos fe porque nuestros corazones están endurecidos por el pecado al menos que Dios tenga misericordia de nosotros y nos llame eficazmente. Hemos hablado de eso en los artículos anteriores.
Aunque es un misterio por qué Dios no escoge a todas las personas[1]Estoy de acuerdo con la explicación bíblica que John Piper comparte en su libro Does God Desires All To Be Saved?, esta doctrina no significa que Dios nos escogió al azar. Él tiene Sus razones en Él. Lo que sabemos, es que no hay nada en nosotros de qué jactarnos (1 Corintios 1:26-31).
¿Hay injusticia en Dios? Miremos Romanos 9.
Busqué refutar esta doctrina de todas las formas posibles, porque me parecía que mostraba a un Dios injusto al no escoger a todos para salvación. Pero Dios siempre es justo y seguiría siéndolo incluso si no escogiese a nadie, porque todo pecador merece ser abandonado por Dios. Además, dejados a nosotros mismos, ninguno querría ni siquiera ser escogido (¿Recuerdas lo que hablamos de la depravación total?).
Esto me confronta a diario, pero la misericordia es, por definición, algo que no se debe a nadie. Dios es libre para otorgarla en amor a quien Él quiera, y eso es abrumador. ¡Deberíamos ser más humildes!
De esto leemos en todo el capítulo nueve de Romanos. En el capítulo previo, el apóstol Pablo habla de promesas grandiosas de Dios para nosotros, entre ellas, que nada nos separará de Su amor (Rom 8:38-39).
Pero luego de hablar de esas promesas, Pablo ve venir esta pregunta crucial por parte de sus lectores no-judíos: “Pablo, espere un momento. ¿Cómo podemos confiar plenamente que Dios sí cumple Sus promesas, cuando vemos que claramente no las cumplió con todo Israel? No todos tienen un nuevo corazón y de hecho los judíos crucificaron al mesías”. Si Dios puede decidir prometer algo para luego cambiar de parecer y no cumplir, tenemos razones para no confiar en Él aunque haya dado a Su Hijo por nosotros (¡Hasta podríamos pensar que Él puede deshacer el evangelio!). Esa es una objeción obvia y seria a nada menos que a todo el cristianismo.
Entonces Pablo, en Romanos 9, luego de hablar de su amor por los judíos y su dolor por la incredulidad de ellos (Romanos 9:1-3), explica que Dios no falló en Sus promesas a Israel porque en realidad ellas nunca fueron para todos los que físicamente son descendientes de Abraham. Una muestra de esto es que Dios haya escogido bendecir a Isaac y no a Ismael, aunque ambos eran hijos de Abraham (Romanos 9:6-8).
Pero una prueba mayor aún de todo esto, es que Dios haya escogido a Jacob en vez de Esaú. Ambos eran gemelos, pero Dios escogió en amor a Jacob antes de que ambos hermanos hubieran nacido o hecho cualquier cosa, “para que el propósito de Dios conforme a su elección permaneciera, no por las obras, sino por aquel que llama” (Rom 9:10-13 LBLA).
Pablo sabe que lo que enseña es polémico y que muchas personas protestan ante eso diciendo “¡Es injusto!”. Así que inmediatamente responde a las objeciones en Romanos 9:14-24:
“¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9:14-16).
Ante las críticas a esta enseñanza sobre la elección, Pablo dirige nuestra mirada hacia la misericordia y soberanía de Dios. Aunque lo que dice puede incomodar, no debemos quejarnos. Como dijo un gran predicador: Lo sorprendente no es que Dios no haya escogido a Esaú, sino que haya amado y escogido a Jacob.
La importancia de la elección incondicional.
Hay muchas razones por las cuales esta doctrina es crucial. Te diré brevemente algunas de ellas.
Esta doctrina nos hace humildes delante de Dios y consecuentemente viviremos con más gozo en Él siendo profundamente agradecidos. Nos apunta a un Dios que es más soberano y santo de lo que podemos pensar. Así también nos impulsa a perseverar en la fe y la santidad, como mostré al comienzo del artículo. Además, — y esto es muy importante — sin lo que leemos en Romanos 9 (elección incondicional y soberana) no tendríamos un fundamento eterno y 100% sólido para creer en las promesas de Dios.
Esta doctrina también nos hace más audaces en la proclamación del evangelio. Una de las razones por las que Pablo no se avergonzaba del evangelio era que él sabía que Dios tenía escogidos (Hechos 18:9-10). Por eso llegó a decir que todo lo soportaba por amor a ellos (2 Timoteo 2:10).
Así mismo, he visto como esta verdad, cuando es bien expuesta en amor, deja sin excusas a las personas cuando son llamadas a creer en Cristo y vivir en santidad[2]Un excelente ejemplo de esto es el sermón “La elección” de Charles Spurgeon, el cual es uno de los mejores sermones que he leído.. Elección incondicional significa que nada en nuestras vidas pasadas puede ser usado por alguien (o nosotros mismos) para decir que no somos escogidos por Dios. Esta doctrina no apaga la fe. La aviva. Nos quita excusas como “Dios no puede amarme porque he pecado demasiado”.
Y si tenemos fe, aunque sea diminuta, podemos tener certeza de que somos escogidos y eternamente amados por Dios, y por tanto Él no nos abandonará jamás. Esta enseñanza nos consuela en nuestras dificultades. El Dios que no debe misericordia ha tenido misericordia de ti, y eso lo cambia todo.
Quédate en sintonía para el próximo artículo de esta serie.
Escrituras para mayor estudio —En la Palabra encontramos muchos más pasajes sobre la elección incondicional. Aquí tienes algunos de ellos que te servirán como punto de inicio: Romanos 8:29-30; 1 Pedro 1:1-2; 2 Timoteo 1:8-10; 1 Tesalonicenses 1:4-5; 1 Pedro 2:7-10; Hechos 13:48; Juan 10:26; Juan 17:6,9-10,23-24.
Referencías