Luego de compartir una introducción a las doctrinas de la gracia y un relato corto de cómo llegué a abrazar estas verdades, este es un resumen de cómo estas enseñanzas impactan mi vida.
Mi visión de la gloria de Dios es ampliada.
Soy un hombre pequeño en un universo muy grande. Vivo en un mundo en donde siempre se escapan demasiadas cosas de mis manos. Las catástrofes, los retrasos imprevistos y el dolor existen.
Por tanto, necesito desesperadamente una visión de Dios mucho más grande que el concepto que la mayoría de la gente tiene de Él. Necesito ver que Dios es más que “amor”, y por “amor” me refiero a la idea cursi y despojada de santidad que el mundo y muchos que dicen ser cristianos tienen de Él. Necesito ver que Dios no sólo es soberano a medias, sino absolutamente soberano de formas que no puedo comprender.
Por eso estoy agradecido de que Él haya revelado en Su Palabra las doctrinas de la gracia. Para mí, conocer estas verdades es como si Dios arrancase una venda de mis ojos y me mostrase cada día más cuán grande y glorioso es Él. Estas enseñanzas bíblicas son usadas por Dios para ensanchar mi visión de Él.
Las doctrinas de la gracia son un vistazo de la gloria de Dios. Recuerda, por ejemplo, que cuando Moisés le pidió a Dios ver Su gloria, Dios le dijo “Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente” (Éxodo 33:19, énfasis añadido).
Allí Dios le habla a Moisés que Él es tan grande, que Su decisión de tener misericordia para con alguien se distingue radicalmente de quienes muestran misericordia a personas basados en cosas externas a ellos mismos. Pertenece a la esencia de la gloria de Dios que Él sea libre, misericordioso y soberano de esta manera, para alabanza de Su gloria. Ese es el Dios al que quiero y necesito conocer cada día más.
Mi descanso en Dios es alentado partiendo de la verdad.
Si no creyese en las doctrinas de la gracia, desesperaría al pensar muy seriamente en todo lo que dice la Biblia y también si pensara en mi vida. No podría dormir en las noches. Mi fe sería inconsistente, ya que no tendría un fundamento eterno y 100% sólido para creer en las promesas eternas de Dios para mí, y en que Él cumplirá sus propósitos globales.
Realmente me pregunto cómo rayos hacía para no desesperar antes de conocer las doctrinas de la gracia. Estoy feliz de conocerlas hoy y poder dormir tranquilo, descansando en Dios y adorándole, no gracias a cierto grado de ignorancia y no pensar mucho en la Biblia, sino gracias a conocer más la verdad de Dios así como Él la reveló en Su Palabra.
Mi gozo es fortalecido al ver mejor el evangelio.
Es esencial predicarnos el evangelio a nosotros mismos, siempre tenerlo presente. Pero aún somos pecadores, por tanto somos falibles al admitir y reconocer todos los aspectos de la verdad revelada. Con frecuencia no vivimos como si el evangelio fuese cierto, siendo menos humildes, agradecidos y gozosos de lo que deberíamos ser.
Necesito que Dios purifique mi percepción de su verdad, por eso amo las doctrinas de la gracia. Ellas son como paños que Dios usa para limpiar mi lente, y cuando mi percepción es purificada, mis sentimientos son transformados, cada día más, para que estén conforme a esa verdad que contemplo mejor para la gloria de Dios. Estas doctrinas avivan mi fe al mostrarme más la seriedad y belleza del evangelio.
Hay más que podría decir al respecto aparte de la importancia de estas verdades que he comentado a lo largo de esta serie, pero a modo de resumen, el evangelio nunca brilla más que cuando lo hace a través de las doctrinas de la gracia. Es así como estas doctrinas le dan la gloria a Dios.
Se aviva el evangelismo y la oración por otras personas.
Cuando Timoteo se acobardaba en el ministerio, Pablo le recordó que Dios lo llamó según el propósito Suyo y la gracia que le fue dada en Cristo antes del inicio del tiempo (2 Timoteo 1:8-9). Por eso digo: Si quieres que en tu iglesia las personas evangelicen más, háblales de las doctrinas de la gracia.
Por la gracia de Dios, estas verdades me hacen más valiente al predicar porque sé que nada de lo que me pase o me hagan las personas se escapará de la voluntad de Dios, quien me ama lo suficiente para escogerme para alabanza de Su gloria cuando yo estaba muerto en mis pecados, llamarme eficazmente, garantizar mi salvación y guardarme hasta el final.
Pero estas doctrinas no sólo son leña para el fuego en mi evangelismo por lo que Dios ha hecho por mí, sino también porque estas verdades hacen posible el evangelismo bíblico y garantiza su éxito, ya que me dicen que Dios tiene escogidos que serán llamados y justificados (Romanos 8:30). Además, aumentan mi confianza en la Palabra de Dios porque es mediante ella que El Espíritu Santo hace nacer de nuevo a las personas (1 Pedro 1:23).
Más aún, puedo orar a Dios por las conversiones de otras personas. Dios ha decretado fines pero también medios, la oración es un medio por el cual Él lleva a cabo Sus propósitos en este mundo de forma asombrosa. Un arminiano de verdad y que trata de ser consistente en lo que cree, no ora diciendo “Señor, te pido que cambies el corazón de tal persona para que crea en ti”, pero yo sí puedo orar así y lo hago. Dios es más poderoso para salvar, que el hombre para detener Su mano.