Si tuvieras 5 minutos para hablar con un joven que quiere ser pastor y predicar la sana doctrina, y evangelizar, pero que tiene oposición de su propia familia, ¿qué le dirías?
Interesantemente, el papá de Martín Lutero deseaba que este fuese abogado y ya sabemos lo que terminó siendo y lo que Dios hizo a través de él. Como dije anteriormente si Dios le está llamando, ese llamado vencerá toda oposición pero este joven debe ser paciente.
Uno de los grandes problemas de la juventud es la impaciencia. Puede ser que el llamado interno esté, puede ser que externamente haya confirmación de sus pastores y líderes, pero quizás los que están más cerca tengan desconocimiento de lo que significa, temores, dudas o simplemente no ven en él, la madurez y el carácter todavía. Así que al igual que Pablo a Timoteo, yo le diría: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto…, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza.”
Manténgase orando, prepárese en la medida que le sea posible, sirva en su iglesia local pero sobre todas las cosas dele testimonio a su familia. Si el llamado es Dios, usted terminará cumpliendo ese llamado en Su tiempo, no en el suyo.
¿Qué consejos das a los jóvenes llamados al ministerio que tienen oposición al formar parte de congregaciones que no son saludables y bíblicas? ¿Deben irse a otro lugar o quedarse? ¿Y si no hay ninguna iglesia saludable cerca y además no pueden mudarse a un lugar en donde haya una?
Lo importante es definir qué es saludable o bíblica. Créeme que hay muchas interpretaciones de lo que es sana doctrina. De hecho, existe una mal interpretación de que si una iglesia no es reformada, no es bíblica. Algunas iglesias no son reformadas pero predican el Evangelio, son iglesias saludables, predican a Cristo pero quizás no comparten algunas cosas que esos jóvenes han aprendido recientemente. Así que debemos tener cuidado de catalogar a una iglesia de que no es sana y que por eso no debo estar allí porque quizás el Pastor no predica o enseña como Miguel Núñez o Paul Washer.
Mi consejo a esos jóvenes es primero que oren y le pidan a Dios que les capacite para mostrarle con gracia a sus pastores y líderes de la iglesia en la que son miembros, lo que ellos ahora conocen. Fíjate que dije con gracia. Uno de los fenómenos de hoy en día, son los jóvenes que conocen la sana doctrina y al otro día quieren “gritarles” a todos los que los “engañaron”. Muchas veces sin darnos cuenta, los que nos dirigen están en error por ignorancia y no de manera intencional. Así que como dice mi amigo, el pastor Juan Sánchez, “con gracia compartamos las Doctrinas de la Gracia”.
Otra vez, el problema de la juventud es la impaciencia. Debemos compartir, sembrar la Palabra y lo que estamos aprendiendo y esperar. Quizás en el plan de Dios, use a ese joven que ahora tiene sana doctrina para ayudar a sus pastores y líderes, pero debe ser humilde y paciente.
¿Qué pasa si al cabo un tiempo razonable, en vez de ver cambios en los pastores y líderes lo que veo es una oposición y una agenda personal contra mi persona por mis posturas luego de traerlas con amor y con gracia? Entonces sugiero que debe orar para que Dios le dirija a otro lugar. Si le es imposible manejar a una iglesia de sana doctrina, entonces mi sugerencia es que se conecte a ministerios e iglesias de sana doctrina on-line que transmiten sus servicios y estudios o tienen sus sermones disponibles en el internet, pero con cuidado: Los pastores virtuales NO sustituyen a los reales, a los de carne y hueso. Sin embargo, puede ser una alternativa temporaria, o temporera.
Bruce Milne dijo que la vida cristiana es inevitablemente corporal, y J.I. Packer dijo:
No debemos pensar que nuestra comunión con otros cristianos es un “lujo espiritual”, una adición opcional a la disciplina del devocional privado. La comunión es una de las grandes palabras del Nuevo Testamento: denota algo vital para la salud espiritual de un cristiano y central para la vida verdadera de la Iglesia… la Iglesia florecerá y los cristianos serán firmeS solamente cuando haya comunión.
La koinonia, rendición de cuentas, el acompañamiento de cristianos, no se consigue fuera de la iglesia local. Así que ore a Dios, porque Él conoce su necesidad y en Su tiempo y a Su manera proveerá.
Una última recomendación es que comience a compartir lo que usted ha aprendido con aquellos que están en sus círculos concéntricos. Haga evangelismo en su familia inmediata, amigos, compañeros de estudio y/o de trabajo. Comience a dar por gracia lo que ha recibido por gracia.
¿Qué recomiendas al joven que desea aprender más teología y servir a Dios en la obra, pero no tiene recursos económicos para costear estudios a distancia o asistir a un seminario?
Debemos dejar algo claro: El seminario no lo califica para servir en la obra ni para ser pastor. El seminario ciertamente es una herramienta que nos ayuda y capacita, pero no es determinante para nuestro llamado.
Estamos en la era de la tecnología. Gracias a Dios, muchos ministerios de sana doctrina (9Marks, Desiring God, entre otros) han colocado en sus sitios web de manera gratuita; currículos, recursos, predicaciones, materiales y libros para que de una manera autodidacta pero sistemática, los que quieren prepararse lo puedan hacer. ¡No hay excusas! En Soldados de Jesucristo tenemos una biblioteca de libros en formato “pdf” que se pueden bajar gratuitamente para que los santos se puedan preparar.
Lo segundo, yo no veo el prepararnos teológicamente como un gasto sino como una inversión. Por lo tanto, invito a los jóvenes a que evalúen sus presupuestos y finanzas.
Muchas veces decimos que no tenemos el dinero para pagar los estudios o adquirir materiales, y quizás lo tenemos pero lo estamos usando en cosas que no son importantes. Sugiero con mucho respeto que cada uno revise su presupuesto y si no tiene que haga uno. Quizás haciendo este ejercicio podría darse cuenta de dos cosas: 1) Dónde están sus prioridades. 2) Quizás el dinero que gastamos en cable tv o en diversión, si hacemos los ajustes, podamos invertirlo para poco a poco prepararnos teológicamente.
¿Qué consejo le darías a la joven que quiere ser pastora y cree que ese es su llamado? Si el pastorado femenino no es bíblico, ¿de qué otras formas puede servir al Señor en la obra?
Lo primero que le diría es que yo estoy convencido que la mujer no está llamada a ser pastora. Pablo dice claramente en 2 Timoteo 2:12 que la mujer no enseñe ni ejerza autoridad sobre el hombre.
Sin embargo, el mismo Pablo en Tito 2 les hace un llamado a las mujeres ancianas (maduras) a enseñar a mujeres jóvenes a que amen a sus maridos e hijos, a que sean prudentes, cuidadosas de sus casas, etc. En otras palabras: En el diseño de Dios, la mujer fue creada para ser ayuda idónea del esposo y/o a usar sus dones y talentos para edificar a otras damas.
¿Eso significa que no puede enseñar? No, yo no he dicho eso. Sí puede enseñar y puede servir en la iglesia local. Puede enseñar en escuela dominical o grupos pequeños para damas o niños. Puede ser parte del ministerio de oración, entre muchos otros. En nuestra iglesia, mi esposa dirige grupos pequeños para damas, y otras damas dirigen el ministerio de oración de nuestra iglesia y de visita a los hospitales. ¡Las damas son valiosas para la vida de la iglesia local! Sin embargo, no fueron diseñadas ni están llamadas a pastorear.
Así que mi recomendación a esa joven es que si ella tiene un deseo genuino de servir a Dios, lo primero que debe hacer es ir a donde su pastor para expresarle su deseo de servir. Un pastor maduro y sano le mostrará por las Escrituras que ella puede servir a Dios pero que el llamado al pastorado es para hombres. También la puede guiar a servir en la iglesia local y poner sus dones al servicio de la iglesia, pero más aún, le puede asignar a una hermana madura en el Señor para que la guié, oriente y sea su mentora en su caminar con el Señor para que así ella pueda servir a otras.
Una humilde recomendación a esas jóvenes con anhelo de servir a Dios es que se conecte a un ministerio de damas que mi esposa y las damas de mi iglesia siguen y ha sido de gran bendición, Aviva Nuestros Corazones de Nancy Leigh Demoss.
¿Cuáles son los cinco mejores libros y recursos que recomiendas a los jóvenes llamados al ministerio?
Podría mencionar muchos pero basado en las preguntas hechas hoy, creo que estos cinco podrían ayudar a abundar mucho de lo que hemos hablado:
- El Ministerio Pastoral – John MacArthur.
- Discurso a mis Estudiantes – Charles Spurgeon.
- El Llamamiento Peligroso – Paul Tripp.
- Querido Timoteo – Thomas Ascol.
- El Pastor Reformado – Richard Baxter.
Por último, ¿Cuáles son las lecciones más valiosas que has aprendido como pastor en el ministerio y quisieras compartir con todos los jóvenes que leerán esta entrevista?
Honestamente, la lección más grande que he aprendido es entender que el pastorado no se trata de mis talentos, mis habilidades o mi capacidad. El ministerio pastoral no es cuanto yo puedo hacer por Dios, se trata de lo que Dios ya hizo por mí y mi respuesta a ese llamado inmerecido.
Cuando comencé en el pastorado creí que yo podía decirle a Dios como correr y hacer la iglesia. Vine con muchas ideas, muchos sueños y mucho orgullo. La arrogancia fue mi mayor enemigo. No escuché consejos, no aproveché la sabiduría de hombres maduros que Dios había puesto a mi lado y sufrí las consecuencias. Vine al ministerio con mentalidad empresarial, no de siervo. Por eso sufrí e hice sufrir a muchos. Claro, nada de lo sucedido se escapó de Su mano y lo utilizó para romperme y usarme como Él quería, no como yo quería. ¡Todavía sigo aprendiendo!
Por lo tanto, la actitud que debe tener un joven a quienes Dios está llamando al pastorado debe ser igual a la de Charles Spurgeon cuando a los 20 años de edad fue llamado al pastorado en Londres:
“Yo no busqué venir a ustedes, pues yo era el ministro de un grupo de personas humildes pero cariñosas. Yo nunca solicité un puesto más alto. La primera invitación por parte de sus diáconos me llegó sin haberla buscado en lo absoluto, y yo temblé ante la idea de predicar en Londres. Yo no podía entender cómo había sucedido, y hasta el día de hoy estoy lleno de asombro ante la maravillosa Providencia. Yo quisiera entregarme a mí mismo en las manos de nuestro Dios de pacto, cuya sabiduría dirige todas las cosas. El escogerá por mí; y hasta donde yo puedo juzgar, esto es su elección.”
Así que mi mayor recomendación a los jóvenes que están siendo llamados al ministerio es una: Recuerde que no somos llamados por nada bueno en nosotros. Lleva tu vida cautiva a los pies de Cristo todos los días y no olvides el consejo del apóstol Pablo a Timoteo:
“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los demás.” 1 Timoteo 4:16