«El vigor de nuestra vida espiritual será en exacta proporción al lugar que la Biblia ocupa en nuestras vidas y pensamientos»
— George Muller.
En el pasado ya he hablado sobre cómo recordar lo que aprendes leyendo en la Biblia, pero hoy quiero hablarte sobre cómo ser más preciso en eso. Sobre cómo memorizar la Biblia.
A muchas personas todo este asunto de memorizar la Biblia les parece una locura y hasta algo exagerado, pero no lo es.
¿Por qué memorizar la Biblia?
La Biblia es muy diferente a todos los otros libros. Es la Palabra de Dios, y algo más maravilloso que tenerla en físico o en un teléfono celular, es tenerla en tu mente.
Ojala yo pudiera convencer a todas las personas para que memoricen la Biblia. Cuando trabajo en memorizar la Biblia, medito los pasajes y así conozco la Palabra de Dios mucho más. Y es que memorizar la palabra de Dios es como predicarme a mí mismo, TODOS LOS DÍAS.
Dios en Su gracia ha usado la memorización de Su Palabra para abrumarme y mostrarme mucho más de Su gran amor.
Memorizar la Biblia…
- Me hace entender más la Palabra de Dios y conocerlo.
- Me hace tener Sus promesas en mi mente para que el Espíritu Santo me las recuerde cuando las necesito.
- Me resulta asombrosamente útil para predicarle a otras personas cuando no tengo mi Biblia cerca.
El apóstol Pablo le escribe a la iglesia en Filipos:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros”. (Filipenses 4:8-9 Énfasis añadido)
En otras palabras, pensemos en la Palabra de Dios. Nacimos para amar a Dios con nuestras mentes. Jesús dijo que el gran mandamiento es el siguiente: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37).
Es importante pensar en la principal razón por la que tenemos un cerebro en nuestros cráneos: Dios (Romanos 11:36). Cuanto más saturada está tu mente de la Palabra de Dios, tus acciones no pueden estar saturadas por otras cosas.
Lee más sobre cómo memorizar la Biblia impacta nuestras vidas.
Cómo memorizar la Biblia
Solo pocos minutos al día es más que suficiente para aprendas la Palabra de Dios. La siguiente rutina que hago puedes hacerla de día o de noche. Conozco a personas que prefieren hacerlo en las mañanas, pero yo prefiero hacerlo antes de dormir, ya que soy de los que retienen mejor la información en las noches.
Empieza así. En el primer día…
- Lee 10 veces el primer versículo del libro o capítulo que quieres aprender, con mucha atención.
- Luego dilo de memoria por 10 veces más.
- ¡Listo!
El siguiente día…
- Recita 10 veces el versículo que aprendiste ayer (puedes revisar tu Biblia para refrescarlo).
- Luego lee el siguiente versículo 10 veces, con mucha atención.
- Recita el nuevo versículo que aprendiste 10 veces.
- ¡Listo!
El siguiente día…
- Recita 10 veces el versículo que aprendiste ayer (puedes revisar tu Biblia para refrescarlo).
- Luego recita una sola vez los dos versículos que ya te sabes (el primero y el segundo).
- Luego lee el siguiente versículo, el que aprenderás hoy, 10 veces con mucha atención.
- Recita 10 veces el nuevo versículo que aprendiste.
- ¡Listo!
Y así sucesivamente. En eso se resume la técnica que uso para memorizar la Biblia.
Tips prácticos a la hora de memorizar la Biblia.
Te animo a que tengas esto en cuenta:
Empieza con un capítulo muy importante para ti o un libro corto. Si empiezas tratando de memorizarte todo el evangelio de Juan, por ejemplo, puedes llegarte a desanimar. Empieza con algo corto y mediante lo cual Dios te haya hablado de forma especial. Algo que haya despertado pasión en ti y quieras comprender más. Si estás indeciso, te recomiendo que empieces aprendiendo Romanos 8 o algunos Salmos, y luego puedes continuar con una carta corta de Pablo, como Colosenses, Filipenses o Efesios (eso es lo que yo hice).
Es mucho mejor memorizar capítulos completos o libros completos, que memorizar versículos separados. Por eso este método resulta especialmente útil para aprender libros completos. ¿Por qué aprenderse incluso los versículos que no parecen significantes? Porque ellos te ayudan a entender mejor los que parecen claves. Son el contexto. Jesús dice en Mateo 4:4: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Y Pablo dice en 2 Timoteo 3:16-17: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Ora por tu memorización de la Palabra. Encomienda esto a Dios. Pídele a Dios que esto sea para Su gloria y no para la tuya, y Él te dará la capacidad de retener en tu mente Su revelación.
Dale prioridad a la retención por encima de aprender más versículos. No te saltes el proceso de repasar los versículos que ya te sabes. De todas formas, lo más seguro es que no te vaya a resultar pesado repasarlos, por la simple razón de que el avance es progresivo y te vas adaptando. Te lo garantizo. Recitar Romanos 8 (39 versículos), por ejemplo, dura menos de dos minutos. Es asombroso lo corto que puede resultar ser recitar todo un capítulo o un libro corto de la Biblia.
Vale la pena el esfuerzo extra de memorizarte los números de los versículos. Esto es algo que estoy tomando en cuenta recientemente y que Andrew Davis también recomienda en su folleto. Antes de decir un versículo en tu rutina de memorización, di el número del capítulo y el versículo (Ejemplo con Romanos 8: “Ocho, uno, ahora pues, ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús, los que andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu”. Memorizar los versículos es súper-útil para cuando prediques o estés leyendo un libro cristiano en donde el autor haga referencias a la Biblia, ya que no tendrás que abrir tu Biblia para saber qué dice ese versículo (lo cual es algo cool, por cierto). Además, eso te ayudará a no saltarte versículos cuando los recites.
Cambias las palabras como “vosotros”, “os”, “vuestros”. Esto me ha resultado muy útil. Por ejemplo, memorizando Romanos 8:9, en vez de decir “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros…”, digo, “Más ustedes no viven según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en ustedes…”. Es mucho más fácil memorizarlo así, ¿no crees?
Di los versículos en voz alta. Es mucho más fácil memorizar algo cuando lo dices en voz alta, en vez de solo decirlo en tu mente o susurrando. Trust me.
¡Tómale una foto mental a los versículos! La memorización también tiene un aspecto visual. Por eso es muy importante que cuando leas un versículo para aprenderlo, prestes mucha atención al orden de las palabras y a cómo están plasmadas en la hoja en la Biblia.
Luego de que termines de memorizarlo, repite 100 veces. Luego de que te aprendas todo un libro o capítulo, repítelo de memoria por 100 días consecutivos. Se te será muy fácil porque siempre que aprendías un versículo, también repasabas todos los anteriores, así que esto no añadirá nada de tiempo a tu agenda diaria, además de que puedes hacerlo mientras estás duchándote o haciendo ejercicio, o caminando. Es importante que realmente afiances lo que aprendiste en tu memoria. Luego de esto, repite un día a la semana el libro que aprendiste por el resto de tu vida.
Hazlo siempre a la misma hora. Creas un hábito al realizar algo siempre a la misma hora durante un mes y/o justo luego de hacer algo que haces a diario.
Memoriza una versión o traducción que sea muy conocida. Esto ya es un consejo personal, pero lo considero muy útil. Así cuando prediques y menciones un versículo, las personas que te escuchen sabrán mejor de cual pasaje de la Biblia estás hablando.
Estudia sobre el libro y el contexto. Si vas a aprender un capítulo o un libro, estudia sobre el contexto y sobre la personas que Dios usó para escribirlo. Esto te hará entender mucho más lo que vas a memorizar y te hará valorarlo más.
¡Dramatiza! Cuando recites algo, ponle emoción y buscar decirlo como crees que tal vez lo diría el escritor (o las personas del libro). Esto te hará recordarlo más aún, además de que con esto te auto-predicas mejor cuando memorizas la Biblia.
Espero que esto te anime a memorizar la Palabra de Dios. Es menos tedioso de lo que te imaginas, es mucho más fácil de lo que crees, y es mucho más valioso que lo que puedes pensar.
Que el Señor nos conceda atesorar más Su Palabra y ser transformados más y más por ella.