Luego de hablar sobre las doctrinas de la gracia, siento la responsabilidad de compartir contigo las siguientes advertencias (muchas también son para mí).
1. No te olvides de Cristo. Hay personas que terminan idolatrando a los reformadores como Calvino, y se olvidan de que las doctrinas de la gracia son para la gloria de Dios y no para la gloria de hombres. Estas doctrinas no son un fin en sí mismas, y si en verdad las crees y comprendes cada día más, deberías saber esto.
2. Sé paciente con los demás. Sé lo que se siente querer compartir estas verdades grandiosas con todo el mundo y desear que los demás también las crean y vean cuan hermosa es la salvación que Dios nos da en Cristo, pero necesitas reconocer que muchos no las entenderán al comienzo. Si Dios fue paciente contigo, ¿quién eres tú para no ser paciente con tu hermano?
3. Ora para no volverte orgulloso. Los “calvinistas” orgullosos no han comprendido realmente las doctrinas de la gracia. Tienen estas verdades en la cabeza pero no en el corazón, y la forma de bajarlas al corazón con ayuda del Espíritu Santo es mediante la oración.
4. Busca algo que agradecer en todos los cristianos verdaderos que no afirman intelectualmente las doctrinas de la gracia.Esto te servirá para hacerte menos orgulloso. Lee más sobre eso aquí.
5. Asegúrate de saber por qué crees lo que crees. He visto a muchas personas proclamar las doctrinas de la gracia, pero cuando alguien les pregunta por qué las creen y que significan esas verdades, ¡no saben qué decir! Aunque creo que ocurre un verdadero despertar en Latinoamérica, también es cierto que algunas personas proclaman estas verdades por moda o sin saber por qué lo hacen.
6. Proclama las doctrinas de la gracia mostrándolas en la Biblia. Si quieres predicar estas verdades, por favor no lo hagas citando a Piper, MacArthur, Sproul o a Calvino: Hazlo exponiendo la Biblia. Así dejas claro que lo que crees no es invento de hombres, sino algo revelado por Dios. No contribuyas al prejuicio que muchos tienen de que estas doctrinas no son bíblicas.
7. Cuídate de perder tiempo en debates infructuosos. Ahora que se habla mucho decalvinismo y arminianismo, tarde o temprano te encontrarás con personas que creen doctrinas diferentes a la tuya y que buscarán desesperadamente debatir contigo para saciar sus ganas de contender (lo cual es triste). Con frecuencia usarán argumentos falaces para enojarte y tentarte a debatir, y serán necios aunque les expliques la verdad bíblica con contundencia y amor. Serás incitado por gente así a perder tu tiempo y desperdiciar energías, así que no caigas en esa tentación y evítala. Ora por sabiduría y confía en Dios. Tampoco seas como esas personas: Ten tu máximo gozo en Cristo y no en ganar debates o ridiculizar a los demás.
8. Guárdate del hipercalvinismo (o mejor dicho, anti-calvinismo). Asegúrate de no llevar en tu mente las preciosas doctrinas de la gracia a conclusiones que son anti-bíblicas. No pongas tu lógica por encima de la Palabra.
9. No pienses que la mente de Dios cabe en cinco letricas (TULIP). Aunque las doctrinas de la gracia son ciertas y en el cielo no veremos contradicciones a estas verdades que están en la Palabra de Dios, igual sigues sin saberlo todo. Recuerda que si crees que sabes todo sobre Dios, en realidad sabes menos de lo que deberías saber sobre Él: Ignoras que Él es más grande que tú. Necesitamos saber que una de las mejores respuestas que podemos dar a ciertas preguntas sobre teología es: “no lo sé”.
10. No te olvides de Cristo. Sí, ya sé que esta advertencia ya te la di, pero realmente es lo más importante. Siempre. Estas advertencias son difíciles de tener en cuenta porque somos pecadores y nos inclinamos con frecuencia a lo que está mal, pero cuando pedimos a Dios que nos conceda tener nuestra mirada siempre puesta en Cristo, Él en su misericordia nos oye. Dependemos de Sus fuerzas para vivir para Su gloria.
Publicado originalmente el 4 de mayo del 2015.