En los últimos años, en especial desde la publicación de mi corto ebook Cristiano Generación Facebook hace más de cuatro años, he buscado aprender mucho sobre el impacto de las redes sociales en nuestras vidas y cómo podemos usarlas de una manera que honre al Señor.
Hay algunas cosas que añadiría al ebook y que cambiaría. Pero la tesis central se ha hecho más y más fuerte para mí: las redes sociales deben ser usadas para la gloria de Dios (1 Co. 10:31) y ellas pueden ser muy peligrosas si no somos sabios en manejarlas.
Entonces, considerando…
- La soberanía de Dios sobre todo.
- Los peligros y las tentaciones en las redes sociales para nuestra vanagloria, el orgullo, la envidia, el narcisismo, y más.
- La forma en que las redes sociales literalmente cambian el funcionamiento de nuestro cerebro afectando nuestro aprendizaje, la concentración para el trabajo profundo, y pueden dañar la calidad de nuestras relaciones (puedes leer esto, esto, y esto).
- La normalización en ellas de actitudes pecaminosas que eran impensables hace unos años atrás.
- Y el hecho de que “la mayoría de las personas van a través de sus vidas con miedo a que la gente no piense lo suficiente de ellas; Pablo fue a través de su vida con miedo de que la gente pensara mucho de él (2 Co. 12:5-6)” (D. A. Carson)…
He tomado las siguientes 20 resoluciones[1] inspirándome en las del teólogo Jonathan Edwards:
- Resuelvo usar las redes sociales de tal manera que cuando Jesús regrese no me pregunte por qué estuve tanto tiempo en Twitter, y tan poco tiempo estudiando la Palabra de Dios y orando.
- Resuelvo procurar ser lento para publicar o compartir cosas en las redes sociales. No diré algo en Internet que no sea capaz de decir en público frente a una multitud.
- Resuelvo examinar mi corazón con respecto a mis motivos para usar y publicar cosas en las redes sociales.
- Resuelvo recordar con frecuencia que los números en las redes sociales no miden realmente mi influencia y tampoco me dan mi identidad.
- Resuelvo nunca publicar una foto haciendo una buena obra (porque eso sería perder mi verdadera recompensa según Mateo 6) o una foto mía predicando (porque mi conciencia me dice que eso puede ser una forma de autopromoción que lleve a otros a pensar mucho de mí cuando solo soy un pecador salvado por gracia).
- Resuelvo procurar tomar una hora al día, y un día a la semana, durante el resto de mi vida, si me es posible, para apartarme por completo de las redes sociales.
- Resuelvo no usar las redes sociales en el día sin antes haber tenido un tiempo a solas con Dios en su Palabra y en oración.
- Resuelvo nunca dar retweet o compartir un halago o una felicitación que por la gracia de Dios yo pueda recibir. No me alabaré a mí mismo por medio de la boca del extraño.
- Resuelvo procurar ser bíblicamente correcto (o no decir algo que contradiga la enseñanza de la Biblia) a la hora de hablar en Internet.
- Resuelvo procurar ser más conocido por las cosas que amo y promuevo, que por las cosas a las que me opongo y odio.
- Resuelvo pedir disculpas públicamente en Internet y corregir mis errores cuando vea que algo que hablé anteriormente era contradictorio a la Palabra de Dios.
- Resuelvo amar a mi prójimo en las redes sociales con todo lo que eso implica, aunque parezca complicado o difícil, descansando en la gracia de Dios. Trataré a las personas como personas y no como números o conjuntos de datos impersonales.
- Resuelvo huir de los chismes, las conversaciones vanas, y las disputas innecesarias en las redes sociales, a fin de no distraerme de lo que más importa.
- Resuelvo ser lento para juzgar y no creer todo lo que vea en las redes sociales.
- Resuelvo ser cuidadoso con las personas que sigo y tengo como “amigos” en Internet. Al mismo tiempo, buscaré no estar en una cámara de eco.
- Resuelvo no permitir que las redes sociales me alejen de la gente que está cerca de mí y me importa.
- Resuelvo estar más enfocado en ser útil a otros en las redes sociales que en tener una plataforma grande.
- Resuelvo no caer en la trampa de ser en las redes sociales una persona diferente a la que soy en realidad.
- Resuelvo, en momentos necesarios y notorios de desacuerdo o confrontación, hablar con las personas en privado en vez de hablar de las personas en Internet.
- Resuelvo procurar usar las redes sociales tal como hubiera deseado hacerlo cuando me muera o Jesús regrese.
Necesitaré mucho de la gracia del Señor para vivir conforme a estas resoluciones. Seguramente fallaré varias veces, pero el amor de Dios es suficiente para limpiar mis errores y conducirme a vivir en integridad. En eso me sostengo, ¿y tú?
¿Te animas a hacer tuyas estas resoluciones?
[1] Varias de ellas forman el epílogo de mi ebook Cristiano Generación Facebook.
Imagen: Unsplash.