Anteriormente he escrito sobre el legalismo, no solo porque es un peligro serio para cada creyente, sino porque, hasta donde sé, soy la persona más legalista que conozco.
Suelo dudar del amor de Dios y encontrar mi identidad en mis acciones o posesiones. Por eso necesito el evangelio a diario. Necesito recordar que mi salvación es solo por gracia, para la gloria de Dios, y así vivir con más confianza y gozo en el Señor en toda circunstancia.