Hace mucho tiempo me encontraba en una cena muy incómoda en casa de un amigo que comparte mi fe. Fue incómoda porque, como por arte de magia, varias personas sentadas con nosotros empezaron a discutir acaloradamente sobre religión (el tema más polémico en todo el mundo). Digo que todo sucedió como por arte de magia porque no sé cómo ni quien inició la conversación.
La discusión tenía que ver con cual religión es la correcta. A medida que la conversación proseguía, se denotaron dos bandos muy claros: Un grupo que creía que hay varios caminos a Dios y que nadie sabe cuál o quién es la verdad, y otro grupo que cree que solo Jesús es la verdad.
Mi amigo y yo no queríamos unirnos a la conversación… pero las personas que debatían sobre el tema terminaron metiéndonos en ella.
Una mujer del bando que creía que hay varios caminos a Dios sabía que yo era cristiano. En medio de la discusión que tenía con las personas del otro bando, giró hacia mí y me preguntó: “Josué, ¿Crees que tus amigos cristianos tienen razón en esta discusión? ¿En verdad eres tan de mente cerrada para creer que Jesús es el único camino a Dios?”
Mi respuesta a su pregunta.
Si decía que creo que Jesús es el único camino, ella diría que soy de mente cerrada. Si decía que yo no creía eso, estaría traicionando a Jesús y mintiendo. Así que dije la verdad. Le dije que creo y sé que Jesús es todo lo que Él dijo ser.
No me avergüenzo del evangelio porque sé lo que es y porque estoy agradecido de que exista un camino que no merezco (Romanos 1:16). Como bien dice R.C. Sproul, cuando no hablamos la verdad actuamos como si Dios no hubiese hecho suficiente.
Cuando la mujer escuchó mi respuesta me miró sorprendida y una cara de desagrado invadió su rostro. Inmediatamente le pregunté: “Creo que tal vez yo sería de mente cerrada si pensara que Jesús es solo mi camino y no el de todos los que creen en Él. Dime algo: Si estás en una casa grande y desconocida para ti, y esa casa se está quemando, ¿considerarías orgulloso y de mente cerrada a la persona que tiene la dicha de conocer cuál es la única puerta que lleva hacia afuera y que te la quiere señalar para que seas salva?”
Ella me miró pensativa y me dijo que creía que todas las religiones son válidas. Eso, o la creencia de que hay otras religiones aparte del cristianismo que son ciertas (en vez de todas), es lo que se asume detrás de pensar que ser cristiano es ser de mente cerrada. ¿Qué otra razón existe para pensar que los cristianos son de mente cerrada?
Le respondí que lo que ella creía es falso, ya que por ejemplo, si alguien es cristiano entonces no puede ser budista, si alguien es musulmán no puede ser budista ni cristiano, y así…
Las religiones se excluyen mutuamente o son excluidas por otras, aunque algunas sean muy parecidas, así que la afirmación de que todas (o varias) son válidas no es cierta. Luego de decirle eso, tuve la oportunidad de compartirle el evangelio aprovechando su curiosidad y respondiendo a sus preguntas.
Suelo conocer con frecuencia a personas que creen lo mismo que ella, que ser cristiano es ser de mente cerrada.
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¿Quién es de mente cerrada?
No sé exactamente quién es el autor de la siguiente analogía, pero tiene mucho que ver con el hecho de pensar que todas las religiones o varias de ellas son válidas:
Cuatro hombres ciegos se encuentran con un elefante. Ninguno de ellos se había encontrado con un elefante antes, así que empiezan a palparlo. Uno sujeta la trompa y cree que se trata de una serpiente. Otro explora una de sus piernas y lo describe como un árbol o algo así. El tercero encuentra su cola y dice que es una cuerda. El cuarto hombre toca el lomo del elefante y dice que es una pared.
Esta analogía es usada por ateos, agnósticos y meros teístas para afirmar que lo mismo sucede con las religiones y que los cristianos son de mente cerrada al ignorar que todas las religiones (o varias) forman parte de un mismo elefante y que como somos “ciegos” no podemos ver que es así.
La falla que destruye a la analogía es la siguiente: Cuando alguien dice que todas (o varias de) las religiones son válidas, no solo demuestra ignorancia sobre las religiones al no ver cómo ellas se excluyen mutuamente o son excluidas por otras, sino que también afirma orgullosamente tener un conocimiento y una visión superior al del resto de la humanidad, al decir que puede ver al elefante completo mientras otros son ciegos y solo palpan partes del elefante.
Creo que eso sí es ser de mente cerrada.
Es infinitamente más arrogante y de mente cerrada decir que todas las religiones o varias de ellas son un camino a Dios, que decir que el cristianismo está en lo cierto. Quien dice lo primero, lo hace sin tener ni siquiera pistas de tener la razón, ignorando las evidencias del cristianismo (sobre las cuales he hablado y seguiré hablando en el blog), y replicando el error y el orgullo que revela la falla en la analogía mostrada.
Y en el cristianismo ningún mero hombre afirma orgullosamente poseer una visión superior al resto de la humanidad. Quien realmente afirma que Jesús es la verdad, no lo hace con orgullo en sí mismo porque el cristianismo nos habla de que no merecemos que Dios nos dé un camino. Además, yo no inventé que Jesús es la verdad o que él dijo serlo. Tampoco ningún cristiano en todo el planeta. Por lo tanto no es arrogancia ser cristiano.
El cristianismo se basa en lo que Jesús afirmó y demostró, y no en lo que otra persona ha dicho o hecho. Quita a Jesús del cristianismo y entonces no tienes cristianismo (ni apóstoles, ni evangelio, ni nada). Así que cuando alguien dice que ser cristiano es ser de mente cerrada, ¿está diciendo que Jesús está equivocado al decir que Él es la verdad? Sí. Eso es lo que dicen.
Lo que afirma el cristianismo.
Curiosamente, las personas que dicen que todas las religiones son iguales suelen decir que Jesús es un buen maestro (¡al mismo tiempo que dicen dentro de ellos mismos que Él está equivocado!). A esas personas les pregunto: “¿Cómo puede ser un buen maestro alguien de mente supuestamente cerrada que dice que solo Él es el camino?”
Como he hablado antes, si alguien cree que Jesús es un buen maestro, esa persona debería prestarle atención a la principal enseñanza de Jesús: Él es más que un maestro (Lee más sobre eso aquí).
“¿Por qué solo tiene que haber un camino? ¿Por qué no pueden haber varios?” suelen decir algunas personas al escuchar todo esto. Yo pregunto: “¿Por qué habría de haber un camino?” Y la respuesta a esa pregunta la encuentro en la Gracia de Dios. No hay otro lugar a donde mirar. Es Cristo o nada.
El cristianismo afirma que solo hay un camino por el hecho de que solo Jesús es suficiente y más que suficiente. Dios no quiso que hubiera otros para que la Gloria sea de Él. Podrás estar en desacuerdo con esto, pero no podrás eliminarlo del cristianismo.
Cuando los ojos de una persona son abiertos y contempla la verdad del evangelio, también verá que nadie posee ni una sola razón para quejarse de que exista un solo camino.