En palabras de Tim Keller, su libro La predicación: Compartir la fe en una época de escepticismo, a pesar de tener mucha aplicación práctica (su apéndice en especial resume cómo preparar un sermón expositivo), “es un manifiesto, no un manual” (p. 195). Sin embargo, ¡qué manifiesto tan importante es este texto! Las implicaciones de lo que enseña puede cambiar la forma en que predicamos, y para bien. Incluso si no somos llamados a predicar desde un púlpito.
A lo largo de sus páginas, Keller plantea un argumento fuerte y estimulante a favor de la predicación bíblica centrada en el evangelio para alcanzar a las personas (sus capítulos sobre predicar a la cultura, al corazón, y a la mente moderna son joyas por sí mismos), en el poder del Espíritu. Lo hace brindando lecciones y consejos útiles para todo predicador que quiera ser fiel a la Palabra de Dios y contextualizarla dentro de su cultura de manera efectiva al mismo tiempo. Algo me dice que este es un libro al que volveré muchas veces durante los próximos años. Es simplemente fenomenal.
“Un buen sermón no es como un palo que golpea la voluntad, sino como una espada que corta hasta el corazón” (p. 18).