Tanto la visión del pensamiento como un fin en sí mismo y no al servicio del amor, como el antiintelectualismo —la hostilidad y desconfianza hacia el pensamiento serio—, son perjudiciales para la iglesia.
Ante tales desbalances dañinos, John Piper ha escrito Piense con el objetivo de “alentar el pensamiento serio, fiel y humilde que lleva al verdadero conocimiento de Dios, lo cual nos conduce a amarlo, rebozando de amor hacia los demás” (p. xxii).
He leído varios libros sobre la importancia del pensamiento, pero lo que hace a Piense tan excelente es lo arraigado que está en la Biblia. Capítulos enteros consisten básicamente en exposiciones cuidadosas de pasajes bíblicos que hablan de temas tales como la importancia del pensamiento, la relación entre la fe y el pensar, la visión del pensamiento como actividad humana y don de Dios al mismo tiempo, y la inmoralidad del relativismo.
Piper inicia relatando su viaje a una percepción seria del pensamiento y cómo fue influenciado por Jonathan Edwards con respecto a esto, concluyendo que “… la mente sirve para conocer la verdad que alimenta los fuegos del corazón. El clímax de glorificar a Dios es deleitarse en él con el corazón. Pero esto es un sentimentalismo vacío cuando al gozo no se lo despierta ni sostiene con perspectivas genuinas de Dios por quien él realmente es. La mente es principalmente para eso” (p.18).
Posteriormente escribe acerca del acto de leer, el hábito de hacer preguntas y los beneficios de la gratificación postergada. También procede a analizar el papel del pensamiento para llegar a la fe en Cristo y en el sustento de la fe. Piper prosigue examinando qué enseña la Biblia sobre el amar a Dios con nuestras mentes, mostrando que eso “significa que nuestro pensamiento está totalmente ocupado en hacer todo lo posible para despertar y expresar la profunda plenitud de valorar a Dios por sobre todas las cosas” (p.81).
Luego, el autor comienza a hablar sobre las implicaciones de esto. Pero hay un problema en este mundo que se extiende a muchos círculos que profesan ser cristianos: En la actualidad abunda la idea, expresada en el relativismo, de que el verdadero conocimiento es imposible de alcanzar.
Así que Piper dedica un par de capítulos a mostrar la postura de Jesús frente al pensamiento relativista, el pecado en tal forma de pensar y sus efectos, señalando la esclavitud del relativismo y respondiendo que el evangelio es la esperanza para el que abraza esa forma de pensar. Leer una radiografía profunda del relativismo fue uno de mis momentos favoritos del libro.
Asimismo, el autor examina la atmosfera antiintelectual en la iglesia moderna junto a sus antecedentes, hace un estudio de los textos bíblicos que parecen apoyar el antiintelectualismo (Lucas 10:21-24; 1 Corintios 1:20-24), también expone la advertencia del apóstol Pablo sobre el conocimiento que envanece, y desarrolla las implicaciones de que todo pensamiento debe estar al servicio del amor a Dios y las personas.
Aprecio mucho el aporte que Piper ha hecho en este libro profundamente bíblico sobre los principios básicos del pensamiento cristiano. Lo recomiendo abiertamente a toda persona sea cristiana o no, sea intelectual o no.