Si quieres entender la Biblia, no hay mejor punto de partida que Romanos 3:21-26.
Este es sencillamente el párrafo más importante en la Escritura. En ningún otro texto bíblico tenemos el evangelio explicado con tanta claridad y precisión.
Déjame citar el pasaje para luego señalarte verdades que vemos en él:
Romanos 3:21-26: “Pero ahora, aparte de la Ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, confirmada por la Ley y los Profetas. Esta justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo es para todos los que creen. Porque no hay distinción, por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios. Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia, porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús”.
¿Cuáles son algunas de las verdades que aprendemos allí?
- Dios había revelado su justicia en la ley. Ella nos muestra lo que el Señor, como nuestro Creador y Rey del universo, demanda de todos nosotros.
- Pero ahora, Dios hizo algo especial: Dios reveló su justicia de una nueva manera según fue confirmado, o predicho, en el Antiguo Testamento (la Ley y los profetas).
- La justicia que Dios reveló ahora es la que obtenemos por medio de la fe en Jesús: creyendo en Cristo, depositando toda nuestra confianza en Él, somos justificados gratuitamente ante Dios. Es decir, somos declarados justos y así reconciliados por Él.
- Necesitamos esta justificación porque todos hemos pecado. Todos hemos vivido en rebelión contra Él y por eso merecemos condenación eterna.
- Solo podemos ser justificados por medio de Cristo porque Él es la propiciación por nuestros pecados. Esto significa que Él satisfizo la ira de Dios por nosotros, de manera que ahora Dios puede justificarnos sin dejar de ser justo.
- Esta es la respuesta a la tensión que recorre toda la Biblia: ¿Cómo Dios puede reconciliarnos con Él y al mismo tiempo mantener su justicia? Cristo nos redimió llevando el castigo que merecemos, por amor a nosotros en obediencia al Padre.
- El evangelio, entonces, no se trata solo de nuestra justificación, sino también de la vindicación de la justicia de Dios. Un Dios tan comprometido con su justicia que estuvo dispuesto a quebrantar a su Hijo a fin de rescatarnos de la condenación que merecemos, ¿no es digno de toda nuestra confianza, gratitud, y alabanza?
Profundiza en este pasaje y considera cómo su mensaje transforma nuestras vidas. Te animo también a leer toda la carta a los Romanos para ver mejor este texto en su contexto.