Con frecuencia me escriben jóvenes de todas partes pidiéndome que escriba más artículos sobre noviazgo y relaciones. No lo hago por dos razones:
1) Aún no estoy casado, y aunque por la gracia de Dios mi relación con mi novia es asombrosa, no creo que sea correcto que me ponga a aconsejar públicamente sobre noviazgo.
2) No quiero contribuir más a la obsesión con el noviazgo que muchos jóvenes profesantes del cristianismo tienen.
La gran tragedia en muchos ministerios de jóvenes.
Una de las tragedias más grandes en los ministerios juveniles modernos, es que tenemos a un montón de chicos y chicas que saben decenas de tips sobre noviazgo, pero no tienen un entendimiento correcto de cómo Cristo nos salva.
Hay un problema cuando millones de jóvenes que dicen ser cristianos están más interesados en tener lo que se ha llamado «noviazgo cristiano» que en conocer más a Cristo en Su Palabra.
Deberíamos preguntarnos, ¿Por qué alguien querría ser “moralmente correcto” en un noviazgo sin tener realmente a Cristo? La respuesta es el legalismo. Hay jóvenes que quieren sentirse buenos y merecedores de cosas grandes o no sentir culpa por presiones sociales, por ejemplo.
Es preocupante cuando jóvenes que dicen amar a Cristo están más interesados en saber hasta dónde es correcto tocarse y besarse en un noviazgo según lo moralmente aceptable para alguna iglesia, que lo interesados que están en conocer más al Dios de la Biblia. Y acuden a Cristo para que les dé una pareja espectacular y un mejor noviazgo, pero no para tener a Cristo y pedir a Dios que les haga amarlo más a Él.
Esta crisis se evidencia cuando estos jóvenes convierten rápidamente en celebridades en Internet a otros jóvenes (que también dicen ser cristianos) que hablan en exceso de noviazgo (¡incluso cuando ellos ni siquiera están casados!) y cosas como qué piropos decirle a una chica cristiana, por ejemplo. Lo vemos en las redes sociales a cada rato.
La idea en el aire es que vivir la juventud para la gloria de Dios es simplemente hacer un montón de cosas en el ministerio juvenil, llegar virgen al matrimonio y graduarte de la universidad con buenas calificaciones. Lo peor es que esta idea, se extiende incluso a los pastores de jóvenes. En realidad, vivir para la gloria de Dios es más que esto.
Es trágico que la meta de muchos ministerios de jóvenes en realidad no es formar discípulos de Cristo, sino simplemente ayudar a los jóvenes a tener “mejores” relaciones. Estos ministerio hablan en exceso de relaciones, noviazgo, esperar al matrimonio para el sexo, e incluso sobre autoestima (!), pero no hablan en realidad del evangelio.
¡Es eternamente mejor para nuestras almas no tener un noviazgo y tener a Cristo, que tener un noviazgo que luzca bien y no tener a Cristo!
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La gran ironía sobre la obsesión con el noviazgo.
El colmo de esto es que comúnmente estos jóvenes obsesionados tienen noviazgos mediocres y que no honran a Dios. De hecho, en lo personal, jamás he conocido a un joven que hable mucho sobre noviazgo y que no tenga serios problemas en sus relaciones. Ya no me sorprendo cuando una persona obsesiva con el noviazgo se acerca a mí para que ore por ella y me confiesa que su relación es un fracaso.
Es de esperarse que sea así, ya que si Cristo no tiene el primer lugar ninguna relación estará conforme a Su palabra y mucho menos conforme a las ideas sobre-idealizadas que nos venden muchos líderes y ministerios juveniles.
La gran ironía es que para tener un noviazgo que agrade a Dios y sea de bendición, necesitamos: Amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio (MUCHO control propio). Sin todo eso, jamás viviremos como necesitamos hacerlo. Colapsaremos con frecuencia. No seremos pacientes, ni sabremos perdonar ni renunciar a nuestros desquiciados egos. Sucumbiremos fácilmente a tentaciones. No seremos agradecidos ni amorosos de verdad.
Y esas cosas que mencioné que son necesarias, son frutos (Gálatas 5:22-23) que Jesús promete que surgirán en nosotros cuando simplemente permanecemos en Él (Juan 15:4-5). Cuando realmente estamos más interesados en Él que en todo lo demás. Oh, la ironía.
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Mi respuesta a esta obsesión.
Sé que lo que he dicho de esta obsesión es negativo, pero es la verdad. Tenía que decirlo porque amo a la iglesia. Sin embargo, no hablaré sólo del problema, sino también de la solución. La solución a esta tragedia es Cristo.
Si un pastor o líder de jóvenes quiere ver a sus chicos tener mejores relaciones y, más importante aún, verlos conocer realmente la salvación que viene de Señor, debería dar más importancia en sus prédicas a Cristo que a cosas cristianas. Tal vez no será tan popular, pero es mejor hacer las cosas conforme a la Palabra de Dios que conforme a la agenda de jóvenes que buscan líderes que no le hablen de la cruz verdadera sino de cosas menos importantes pero que les obsesionan (como el noviazgo). Nuestra agenda debe ser la dictada por Dios, no la dictada por los caprichos de los jóvenes que puedan oírnos.
Y al joven que me lee: Recuerda siempre que una juventud vivida para la gloria de Dios, es una en la que Dios es reconocido como más importante que todo lo demás en el universo (incluyendo el noviazgo). Él es suficiente.
¿Siempre está mal hablar sobre noviazgo o aprender sobre el tema? A veces está bien… pero hay que tener mucho discernimiento y prioridades. Por eso es que no quiero contribuir a la obsesión con el noviazgo, y te animo a hablar más sobre Jesús y adentrarte en la Palabra.