Hoy tengo la alegría de compartir contigo una breve entrevista muy interesante al pastor Arnaldo Achucarro, en donde él nos estará hablando sobre lo importante de contender por la sana doctrina, lo cual es algo más necesario de lo que muchos creen.
El pastor Achucarro es originario de Paraguay, estudia teología en el Midwestern Theological Seminary, es plantador de iglesias de la North American Mission Board (NAMB) y miembro de la Red :18, sirve en la Iglesia Bautista Sola Gracia en Utah, y ha escrito artículos para el ministerio Soldados de Jesucristo.
A continuación la entrevista.
¿Qué tan urgente es combatir por la sana doctrina? ¿Hay mandatos bíblicos para eso?
Es de extrema urgencia por el hecho de que hoy en día hay muchos que pervierten el evangelio del Señor y lo están diluyendo. Hay mucha gente que hoy está creyendo a estafadores de la fe antes que a verdaderos predicadores de la Palabra.
Es necesario combatir eso porque la Escritura así nos demanda. Uno de los pasajes que nos anima a hacerlo es Judas 1:3:
“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”.
Es interesante ver que la palabra “contender” según la Real Academia, significa: Lidiar, batallar. Judas no solo llamar a contender sino a hacerlo ardientemente.
Algunos otros pasajes bíblicos que nos enseñan esto son: 2 Pedro 2:1-22; Filipenses 3:17-19; 2 Corintios 10:3-5; Tito 1:10-14 entre otros.
¿Cómo fue para ti conocer lo importante de contender por la fe? ¿Cómo afectó tu vida?
El hecho de conocer las doctrinas de la gracia significó un cambio radical en mi vida porque nunca antes había visto la necesidad de “contender por la fe”. Antes, para mí todo aquel que predicara a Cristo era un hermano en la fe.
Fue importante porque los pasajes en la Escritura tuvieron otro significado para mi vida, y por sobre todo, cuando uno conoce el verdadero evangelio de la cruz no se puede quedar callado cuando muchos lo pisotean a conveniencia para sus propios beneficios. Afectó mi vida totalmente, y también mis relaciones con mucha gente, es decir, me ha costado la amistad de muchos a quienes aún amo y oro por ellos.
¿Qué respondes a quienes dicen que no debemos juzgar?
Muchos basándose en el pasaje de Mateo 7:1 dicen que no podemos juzgar. Este verso, básicamente es el “caballito de batalla” para aquellos que objetan el juzgar, pero en el mismo texto analizando profundamente el contexto, vemos que Cristo no está diciendo que debemos abstenernos de juzgar, pues en el verso 5 dice: “Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mateo 7:5, enfásis añadido).
Es decir, para que yo pueda juzgar a alguien debo ver si yo no estoy en el mismo error o peor que esa persona para poder hacerlo. Si tomamos el versículo 1 sin el contexto, podríamos caer en el error de pretender que la Escritura se contradiga, pues en Juan 7:24 Cristo mismo nuevamente dice: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”.
Cuando juzgamos a los predicadores no lo estamos haciendo de acuerdo a su aspecto físico o como se visten, sino esencialmente estamos juzgando sus enseñanzas y si estas están de acuerdo a la Palabra de Dios y el evangelio de la cruz.
¿Y a quienes dicen que la doctrina no importa, sino tener amor y creer?
Cristo nos dejó sus enseñanzas, es decir la doctrina. Si decimos que solo nos importa el “amor y creer”, estamos básicamente echando a tierra todo lo que Jesús enseñó. Cristo dijo en Juan 14:15: “Si me amáis, guardad mis mandamientos (doctrina)”. No podemos decir que solo nos importa amar a Cristo y creer en Él, si no amamos lo que Él enseñó. Es absolutamente contradictorio.
Alguien dijo alguna vez: “Dios no está obsesionado con que tengas la doctrina correcta, pero si el corazón”. Este pensamiento filosófico no puede estar más errado, pues la Palabra misma nos advierte que “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso: ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9, enfásis añadido)
En síntesis, no puedes tener amor ni creer si no tienes la doctrina de Cristo contigo.
¿Qué le dirías a alguien que cree en el “evangelio” de la prosperidad? (una falsa enseñanza común)
Le diría que ese es otro evangelio, pues se centra en la obtención de bienes materiales y terrenales, buscando básicamente lo que Dios nos pueda dar y no a Él. Es un “evangelio” antropocéntrico, centrado en el hombre y no en Dios. El Señor mismo nos advierte que al venir a Él no todo siempre irá bien: “En el mundo tendréis aflicción…” (Juan 16:33).
El apóstol Pablo también menciona este tipo de “evangelio” en sus cartas. Filipenses 3:18-19:
“Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal” (énfasis añadido).
Con todo esto dicho, podemos afirmar como dice Gálatas 1:8, que el evangelio de la prosperidad es anatema, es decir, maldito, no es el evangelio de Cristo.
¿Es apropiado denunciar a los falsos maestros mencionando sus nombres?
Más que apropiado, es bíblico. El apóstol Pablo en varias ocasiones mencionó los nombres de aquellos que pervertían y blasfemaban la fe. Uno de esos pasajes es 1 Timoteo 1:18-20:
“Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.”
Sin dudas, Pablo está siendo muy claro, duro y también muy preciso en cuanto a nombrar a aquellos que se apartaron de la fe. Pablo también hace mención de Himeneo y Fileto en 2 Timoteo 2:17-18.
Ahora, hay una razón por la cuál Pablo menciona sus nombres, y es porque simplemente quiere dejar en claro a la iglesia que se aparten de ellos, porque estos son los que “trastornan la fe de algunos”. Por eso es necesario nombrarlos para que los creyentes los conozcan y sus errores sean expuestos públicamente.
¿Qué consejos das a los jóvenes creyentes a la hora de defender siempre la verdad?
Creo más que nada que, a la hora de defender la verdad, debemos hacerlo en primer lugar con un espíritu de humildad y por sobre todo con amor. Muchas veces se cae en el error de humillar a la persona que está en engañada con el conocimiento que se pueda tener en el aspecto bíblico.
Pablo nos muestra la actitud correcta con la cuál debemos de proceder en 2 Timoteo 2:24-26:
“Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos… que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de el” (énfasis añadido)
¿Cuáles libros recomiendas sobre lo importante de guardarnos de la falsa doctrina?
Como sabemos, no hay otro libro que nos guarde tanto de la falsa doctrina como la Palabra de Dios. Por eso es importante poder escudriñarla y estudiarla en forma sistemática.
Ahora bien, existen otros libros que también sirven como guía. Uno de los libros que más recomiendo es Fuego Extraño, de John MacArthur.
¡Gracias por la entrevista!
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