“Visita muchos buenos libros, pero vive en la Biblia”
— Charles Spurgeon.
¿Para qué leer libros cristianos si tenemos la Biblia?
Creo que es útil que sepamos la respuesta a esa pregunta, en caso de que alguien nos pregunte, y porque tristemente a veces podemos darle más importancia a otros libros que al Libro.
Por otro lado, muchas personas pueden subestimar la importancia de leer libros serios sobre nuestra fe. Esta clase de personas opina que leer libros cristianos es menospreciar la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo para hacernos entenderla.
Nos necesitamos para conocer más a Dios.
Una persona es muy compleja para ser conocida en todas sus facetas por otra persona sin ayuda de terceros. Y si eso ocurre con la complejidad de personas finitas, sin duda ocurre en mayor medida con Dios.
Eso es algo que el autor C.S. Lewis, uno de mis escritores favoritos aunque no siempre dio en el clavo, nos ayuda a ver con esta ilustración que quiero compartir contigo:
“En cada uno de mis amigos hay algo que sólo otro amigo puede mostrar plenamente. Por mí mismo no soy lo bastante completo como para poner en actividad al hombre total, necesito otras luces, además de las mías, para mostrar todas sus facetas. Ahora que Carlos ha muerto, nunca volveré a ver la reacción de Ronaldo ante una broma típica de Carlos. Lejos de tener más de Ronaldo al tenerle sólo «para mí» ahora que Carlos ha muerto, tengo menos de él. Por eso, la verdadera amistad es el menos celoso de los amores. Dos amigos se sienten felices cuando se les une un tercero, y tres cuando se les une un cuarto, siempre que el recién llegado esté cualificado para ser un verdadero amigo. (…) poseemos a cada amigo no menos sino más a medida que crece el número de aquellos con quienes compartimos. En esto la amistad muestra una gloriosa «aproximación por semejanza» al Cielo, donde la misma multitud de los bienaventurados (que ningún hombre puede contar) aumenta el goce que cada uno tiene de Dios; porque al verle cada alma a su manera comunica, sin duda, esa visión suya, única, a todo el resto de los bienaventurados. Por eso dice un autor antiguo que los serafines, en la visión de Isaías, se están gritando «unos a otros» «Santo, Santo, Santo» (Isaías 6:3). Así, mientras más compartamos el Pan del Cielo entre nosotros, más tendremos de Él”[1] Lewis, C.S. Los Cuatro Amores. Rayo: Estados Unidos. p. 71-72. 2006
Creo que ese pensamiento es correcto porque en los salmos vemos que adorar a Dios no solo es decirle a Él cuan asombroso es, sino que también implica contar sobre Su majestad los unos a los otros (El Salmos 100 es un ejemplo de eso; cf. Efesios 5:19).
Conocer a Dios mediante Su Palabra, Su revelación a nosotros, es un proyecto comunitario que la verdadera iglesia universal lleva a cabo junta… y es por eso que leo libros cristianos.
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Leemos libros cristianos porque amamos la Biblia.
Los cristianos protestantes (que en realidad lo son) abrazamos la verdad de que la revelación que tenemos en la Biblia es suficiente, es todo lo que necesitamos saber para vivir como Dios quiere que lo hagamos (2 Timoteo 3:16-17). Sola Scriptura.
Creemos también que el Espíritu Santo tiene poder para alumbrar los ojos de nuestro entendimiento para que podamos entender la Palabra de Dios cuando nos acerquemos a ella con un corazón dispuesto a aprender y amar a Dios (Efesios 1:18).
Así que los cristianos como yo, no menospreciamos la Palabra de Dios ni subestimamos al Espíritu Santo cuando leemos libros cristianos. En realidad, leemos libros cristianos porque amamos la Biblia, por ser la Palabra que Dios ha revelado, y a Dios principalmente.
En la Biblia está claro que es necesario que pensemos en la Palabra de Dios para que la podamos comprender (Proverbios 2:1-6, 2 Timoteo 2:7). Dios da el conocimiento y entendimiento, pero nosotros pensamos. También necesitamos tener en cuenta que los cristianos somos un cuerpo formado por varias personas a lo largo de la historia (1 Corintios 12:12) y tenemos hermanos en la fe que han entendido mejor que nosotros, gracias a Dios, algunas cosas que nos cuestan entender.
A Dios le ha placido que nos ayudemos los unos a otros a comprender, mediante la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, qué es lo que Él ha revelado (¡Esto también es por gracia ya que no merecemos esto!). Los mejores libros son aquellos que te invitan leer más El Libro.
John Piper, uno de mis autores favoritos, dice esto al respecto:
“… Dios ha pautado que seamos ayudados en nuestro entendimiento y disfrute de las Escrituras por maestros humanos — vivos y muertos— [en relación a 1 Timoteo 3:2] (…). Algunos de ellos han escrito sus enseñanzas. Ese es el por qué tenemos libros.
Una forma de pensar acerca de libros cristianos de autores muertos es que ellos son los ministros del cuerpo de Cristo a través de los siglos y no solo a través de millas. Es un propósito que aprendamos el significado de las Escrituras de maestros cristianos en el púlpito y en el pasado. Ninguno de nosotros es tan libre de pecado o prejuicio o ceguera, que podamos ver infaliblemente la Escritura infalible. Necesitamos ayuda. Necesitamos corrección. Necesitamos guía y motivación. ¡Oh, las maravillas que otros han visto en la Biblia que nosotros no hemos visto! ¡Qué tontería y desperdicio de gozo si abandonamos esos libros!”[2]Piper, John. When I Don’t Desire God: How to fight for joy. Crossway: Illinois. Posicion: 2241. 2004
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Un llamado a leer buenos libros cristianos.
Es por todo esto que te invito a leer libros cristianos. Lee los mejores. Lee con discernimiento examinándolo todo. Lee reconociendo, por supuesto, que es más importante leer la Biblia que leer libros cristianos. Así los estarás leyendo para la gloria, no de autores del pasado o el presente, sino para la gloria de Dios.
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Referencías