Podemos tener a Jesús en nuestras palabras sin tenerlo en nuestra vida, pero no podemos tener a Jesús en nuestra vida sin tenerlo en nuestras palabras. Si Él es nuestro Señor, es de esperarse que eso se note en cómo hablamos de Él en nuestras redes sociales personales y apps de mensajería.
Aunque no es un mandato bíblico compartir pensamientos edificantes y versículos en Internet, ni tenemos instrucciones específicas en la Biblia sobre la frecuencia o el formato en que debemos hacerlo, ¿por qué no hablar de verdades espirituales en Internet? Los cristianos sencillamente no podemos callar sobre el amor de Dios! (2 Co 5:14).
Por supuesto, glorificar a Dios en Internet es más que compartir verdades bíblicas en redes sociales. Es posible compartir un versículo bíblico mientras tienes un corazón de fariseo, tus redes sociales giran en torno a ti y no muestras amor hacia otros en tus conversaciones. Eso no honra a Dios y puede alejar a las otras personas de escuchar más sobre tu supuesta fe. Glorificar a Dios tiene que ver principalmente con reflejar Su carácter a medida que vivimos satisfechos en Él. Sin embargo, no creo que glorificar a Dios sea menos que exaltar Su verdad en las maneras que estén a nuestro alcance, y es una bendición usar las redes sociales para eso.
Pero si vamos a aprovechar nuestros perfiles sociales, estados en apps de mensajería y conversaciones virtuales para hablar de Jesús, es crucial que seamos fieles a la Palabra de Dios. A lo que ella realmente dice y no a lo que pensamos o suponemos que dice.
Durante años muchos pastores me han expresado algunas preocupaciones que tienen por la forma en que creyentes comparten contenido sobre la fe en Internet. Por ejemplo, es preocupante ver cómo tantas personas que profesan ser cristianas no tienen discernimiento bíblico a la hora de compartir contenido supuestamente basado en la Biblia, pero que en realidad tuerce la verdad, saca versos de contexto y promueve el error. Clichés motivacionales y humanistas son transmitidos como si ruvieran fundamento bíblico. La herejía a menudo se viste de teología bíblica en 280 caracteres.
¿Qué dice la Biblia al respecto? Nos enseña que nuestro hablar debe ser moldeado por la Palabra, en especial cuando hablamos de verdades enseñadas en la Palabra. Esto le da gloria a Dios, no al hombre: «El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; […] para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos» (1 P 4:11-12). Más que inventiva humana, la gente necesita verdad divina.
Por tanto, la instrucción de Pablo a Timoteo aplica en general a todos nosotros: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad» (2 Ti 2:15). Y también es importante orar por discernimiento. Antes de publicar un pensamiento sobre Dios o dar «compartir» a una frase edificante, pensemos: ¿Esto es fiel a lo que Dios reveló en Su Palabra?
La idea de la «posverdad» es popular en nuestro mundo de relativismo e incoherencia. Las noticias falsas son el pan de cada día en Internet a lo largo y ancho de todos los espectros políticos e ideológicos en nuestros países. Como creyentes, aportemos luz y claridad en nuestra forma de comunicar verdades eternas. No contribuyamos a la confusión mientras hablamos de Dios. Él es digno de que adoremos Su nombre y seamos fieles a Su Palabra.
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