Este 31 de Octubre se celebra el día de la reforma. Ese día, en 1517, Martín Lutero, un monje agustino bastante imperfecto, clavó una propuesta conocida como las 95 tesis, a las puertas de la iglesia de Wittenberg, Alemania. Hizo eso con el objetivo de dialogar con la Iglesia Católica Romana sobre la doctrina y práctica de las indulgencias... y Dios usó y orquestó esto para desencadenar la reforma protestante.
Recuerda la reforma con estas frase explosivas y honestas que Martín Lutero pronunció por la gracia de Dios:
1. “Dios no necesita tus buenas obras pero tu vecino sí”.
2. “He tenido muchas cosas en mis manos y las he perdido todas; Pero todas lo que he puesto en manos de Dios, aún las poseo”.
3. “He desistido a la idea de que hay calidad alguna en mi corazón. Yo simplemente me aferro a Cristo y digo: Él es mi Justicia”.
4. “Les ruego que dejen mi nombre en paz. No se llamen así mismos ‘luteranos’, sino Cristianos. ¿Quién es Lutero? Mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por nadie… ¿Cómo, pues, me beneficia a mí, una bolsa miserable de polvo y cenizas, dar mi nombre a los hijos de Cristo? Cesen, mis queridos amigos, de aferrarse a estos nombres de partidos y distinciones; fuera todos ellos, y dejen que nos llamemos a nosotros mismos solamente cristianos, según aquel de quien nuestra doctrina viene».
5. “La oración no es para cambiar los planes de Dios. Es para confiar y descansar en Su soberana voluntad”.
6. “Usted no es solamente responsable de lo que dice, sino también de lo que no dice”.
7. “Quienquiera estime su doctrina, fe, y confesión como recta y verdadera, no puede permanecer en el mismo establo con el error o adherir a la falsa doctrina… Un maestro que permanece mudo cuando se enseña el error, y no obstante pretende ser un maestro de la verdad, es peor que un fanático descarado y con su hipocresía hace más daño que un hereje… éstos no quieren ofender a nadie, o decir una palabra en favor de Cristo, o combatir al diablo y al mundo”.
8. “Doy gracias a Dios por mis opositores, pues ellos me han inclinado a buscar más ardientemente a Cristo en las Escrituras”.
9. “Debo al papa tanta obediencia como la que le debo al anticristo”.
10. “Yo predico como si Cristo fuese crucificado ayer, resucitó hoy y fuese a volver mañana”.
11. «Ya que su serenísima majestad y sus altezas exigen de mí una respuesta sencilla, clara y precisa, voy a darla, y es ésta: Yo no puedo someter mi fe ni al papa ni a los concilios, porque es tan claro como la luz del día que ellos han caído muchas veces en el error así como en muchas contradicciones consigo mismos. Por lo cual, si no se me convence con testimonios bíblicos, o con razones evidentes, y si no se me persuade con los mismos textos que yo he citado, y si no sujetan mi conciencia a la Palabra de Dios, yo no puedo ni quiero retractar nada, por no ser digno de un cristiano hablar contra su conciencia. Heme aquí; no me es dable hacerlo de otro modo. ¡Que Dios me ayude! ¡Amén!» (Al ser juzgado por defender y proclamar la autoridad de la Biblia).
12. “La razón humana es como subir un hombre borracho a un caballo; lo subes por un lado, y se cae por el otro”.
13. “El dueño de un prostíbulo no peca menos que un predicador que no entrega el verdadero evangelio. El prostíbulo es tan ruin como la iglesia del falso predicador”.
14. “Siendo propiedad del Señor Jesucristo a gran precio adquirida, no debemos ser esclavos de Satanás ni de hombre, sino señores verdaderamente libres que no sirven al pecado sino al Señor Jesús”
15. «Señor Jesús. Tú eres mi justicia así como yo soy tu pecado. Has tomado sobre Ti todo lo que soy y me has dado y cubierto con todo lo que Tú eres. Tomaste sobre Ti lo que Tú no eres y me diste lo que yo no soy».
16. “El verdadero tesoro de la iglesia es el santísimo evangelio de la Gloria y la gracia de Dios” (tesis 62).
17. «Y mientras yo dormía o bebía la cerveza de Wittenberg junto a mis amigos Philip y Amsdorf, la Palabra debilitaba al papado de forma tan grandiosa que ningún príncipe o emperador consiguió causarles tantas derrotas. Yo nada hice: la Palabra lo hizo todo».
18. “Nuestro trabajo es llevar el evangelio a los oídos, y Dios lo llevará de los oídos a los corazones”.
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