En una ocasión, el teólogo John Wesley dijo:
“Cuando tengo dinero, trato de deshacerme de él lo antes posible para que no encuentre camino a mi corazón”.
Seamos honestos: Eso es algo que jamás escucharás decir a un pastor del evangelio de la prosperidad. ¿Qué es ese evangelio? Es uno que presenta a Jesús como un genio mágico que quiere darnos una vida llena de lujos y éxitos aquí en la tierra. Nada más lejos de la realidad.
Odio ese evangelio. Lo odio porque amo el verdadero evangelio y amo a mi prójimo. Lo odio porque Dios también lo odia, de la misma forma en que odia el pecado. Un falso evangelio no puede salvar a nadie, pero el verdadero evangelio sí es poder de Dios (Romanos 1:16).
Es necesario que los cristianos juzguemos con justicia y denunciemos lo que está mal, eso es parte de proclamar la verdad que puede salvar. Jesús lo hizo, los apóstoles también, y si somos cristianos, lo haremos. Por eso escribo este post.
En el evangelio de la prosperidad no hay cruz, no hay santidad, no hay pecado, no está el verdadero Cristo, no hay salvación. Lamentablemente, son millones las personas que creen en este falso evangelio y se hacen llamar cristianas. ¿No debería preocuparnos eso?
Abrazar el evangelio de la prosperidad es fallar en reconocer realmente la gracia de Dios y el valor de Jesús por encima de todo lo demás.
Razones para estar en contra del evangelio de la prosperidad.
Estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque no predica al verdadero Jesús ni el verdadero propósito de Dios para nuestras vidas, al sacar versículos de su contexto. Mutila la Palabra de Dios y la trata como si fuera basura.
Estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque quienes lo predican son necios, hipócritas, ladrones y hacen daño a la difusión del verdadero evangelio. Gracias al evangelio de la prosperidad, muchas personas tienen la oportunidad de generalizar injustamente y decir que todos los pastores cristianos son hipócritas que quieren lucrar. ¡Este es un «evangelio» que fomenta el ateísmo! De hecho, los exponentes del evangelio de la prosperidad hacen más daño a la expansión del evangelio que las críticas de Richard Dawkins.
Estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque le ofrece a las personas muertas en sus delitos y pecados (así lo señala la Biblia) lo que ellas quieren y no lo que necesitan. En realidad ofrece poco y no puede transformar los corazones de las personas, sino que los sumerge en placebos.
Estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque ha engañado a muchas personas y las ha llevado a la bancarrota, mientras que por lo general solo prosperan quienes lo predican. Además, como bien han señalado algunas personas en contra de este falso evangelio, la prosperidad terrenal es lo que le promete Satanás a quienes lo adoren (Mateo 4:9).
Estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque dice que una persona pobre no tiene gozo verdadero, que su estado actual de pobreza es solo un proceso para santificarla que llegará a su fin y evidenciará su completa redención cuando sea rica, exitosa y saludable. Sabemos que una persona que crea esto no tendrá su alma satisfecha cuando sea más rica, en caso de llegar a serlo. Solo Dios puede llenar nuestras vidas.
Estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque fomenta mucha pereza en las congregaciones donde es predicado (ya que invita a la gente a trabajar menos), y de la misma manera promueve comparaciones que no agradan a Dios (“Aquel hermano está pasando por una situación difícil porque no está diezmando ni amando a Dios”).
Estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque, como dice John Piper, si el amor de Dios por Sus hijos se midiera por nuestra salud, riqueza y comodidad en esta vida, entonces Dios odiaba al apóstol Pablo.
Estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque la Biblia enseña…
“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”
(1 Timoteo 6:6:10, RV60)
Y también enseña…
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.” (Hebreo 13:5-6, RV60)
Estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque Jesús vale más que todo lo que este mundo nos pueda dar y todo lo que la muerte nos pueda quitar. Cuando tenemos a Jesús, las cosas que no tenemos no las necesitamos.
Jesús > Dinero y “éxito” en este mundo.
Jesús enseñó que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos (Mateo 19:23). Eso es porque los ricos suelen creerse tan satisfechos aquí en la tierra, que no ven la necesidad de creer el evangelio, ser salvos de la ira de Dios e ir al cielo. Jesús también dijo que debemos guardarnos de toda avaricia porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (Lucas 12:15).
El evangelio de la prosperidad lanza esas enseñanzas sabias a la basura y dirige la atención de las personas a lo material y pasajero. Cuando una persona adora a Jesús principalmente para que Él le de dinero y éxito, en realidad está adorando a esas cosas y está siendo idólatra.
Cuando Dios en ocasiones aumenta nuestros ingresos, es para que demos más y amemos más. No para que acumulemos para nosotros y hagamos tesoros en este mundo (Mateo 6:19-20).
Los cristianos no estamos llamados a vivir como ricos en este mundo, ya que…
¿Cómo podemos decirle al mundo que Jesús es más que suficiente para llenar nuestra sed interior si vivimos como si el dinero y los bienes es lo que en realidad pueden llenarla?
¿Cómo le decimos al mundo que Jesús vale más que todo lo demás, si somos tacaños con nuestros bienes y queremos acompañar altos salarios con estilos de vidas costosos?
La sal del mundo no son los “cristianos” que buscan vivir como el oro del mundo. La sal del mundo son los verdaderos cristianos, aquellas personas que buscan su máximo gozo en Dios para la Gloria de Él.
En resumen, estoy en contra del evangelio de la prosperidad porque estoy a favor del verdadero evangelio. Y si no estuviese en contra de todo falso evangelio, entonces en realidad no estuviera a favor de la verdad.
«Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas» (Mateo 6:24)