Cuando alguien me pregunta por qué creo en la Biblia, digo que tengo dos razones para eso.
La primera y principal razón es que veo que es imposible que la Biblia no sea la Palabra de Dios[1]El pastor John Piper habla sobre eso en este artículo.. Sé que eso suena raro cuando lo oyes por primera vez, pero sencillamente me refiero a que Dios en su misericordia abrió mis ojos y veo la belleza y coherencia de la Palabra de Dios[2]La confesión de fe de Westminster lo resume bien en su artículo Artículo 1.5..
Dios me ha concedido reconocer que sólo la cosmovisión que plantea la Biblia interpreta congruentemente la realidad que observo, mientras todas las demás cosmovisiones (ateísmo, budismo, relativismo, etc…) tienen contradicciones. Este es el argumento primario que yo usaría en un debate con un ateo. La Biblia muestra en sí misma que es la Palabra de Dios.
La segunda razón es que Jesús demostró ser el Hijo de Dios y afirmó la autoridad de las Escrituras. Por lo tanto, ay de mí si rechazo la Biblia.
Es esta segunda razón, este argumento clásico que en última instancia es Cristológico, la que expondré más detalladamente a continuación[3]A algunos apologistas cristianos no les gusta el argumento que expondré en este artículo. Ellos comúnmente afirman que si intentamos defender la autoridad de la Biblia mediante el uso de … Continue reading.
Por cuestiones de espacio no hablaré todo lo que se podría hablar sobre este tema tan apasionante. Sin embargo, espero que esta breve exposición sirva en tu comprensión de la autoridad de la Biblia, y te anime a prepararte mejor para dar una defensa de la esperanza que hay en ti (1 Pedro 3:15-16).
Un argumento de tres eslabones
El razonamiento que te presentaré es fácil de recordar y consiste de tres eslabones:
- Jesús afirmó que la Biblia es la Palabra de Dios.
- Jesús demostró ser quien dijo ser.
- Por tanto, debo creer que la Biblia es lo que Jesús dijo que era.
R.C. Sproul resume este argumento en su libro Cómo defender su fe:
“La iglesia cree que la Biblia es más que básicamente confiable porque esa fuente confiable nos informa que Jesús enseñó que la Biblia no es solo generalmente confiable, sino que es completamente confiable porque es la misma Palabra de Dios”[4]R. C. Sproul, Cómo defender su fe: Una introducción a la apologética (Editorial Portavoz, 2006), posición 1705..
Una objeción común a este razonamiento es la siguiente: “¡Este es un argumento circular! La conclusión ya se encuentra en la premisa”. Pero en realidad, si miras detalladamente este argumento, verás que no es circular.
“Lo que intentamos convalidar (el origen divino de la Biblia) no se asume en la premisa de nuestro argumento. Todo lo que necesitamos hacer para comenzar es reconocer que como mínimo las narrativas de la Biblia son básicamente documentos históricos confiables”[5]Ibíd, posición 1655..
Las narraciones en el Nuevo Testamento (NT) son históricamente confiables[6]Tan solo un ejemplo de la confiabilidad de los textos del NT, es que la cantidad de manuscritos en idioma original del NT es de más de 5300, mientras que de la Ilíada solo hay 643 manuscritos, de … Continue reading. Nos hablan de Jesús y lo que Él enseñó, entre lo que enseñó destaca la doctrina de que la Biblia es infinitamente más que documentos confiables.
Desarrollemos brevemente estos tres eslabones.
1. Jesús afirmó que la Biblia es la Palabra de Dios
Algunos de los muchos pasajes de los evangelios en los que Jesús afirmó la autoridad del Antiguo Testamento (AT) son: Juan 10:35, Mateo 19:4-5[7]Este pasaje resulta llamativo en este tema, ya que Jesús cita Génesis 2:24 diciendo que eso fue dicho por Dios, aunque las palabras que cita son del narrador bíblico. Así de alta es la visión … Continue reading, Mateo 5:17-18, Lucas 16:17, Lucas 24:25-27, y Marcos 7:13.
Nuestro Señor una y otra vez afirmó la autoridad de todo el Antiguo Testamento, su inerrancia, rigor profético, unidad y suficiencia. (Más adelante hablaremos del Nuevo Testamento).
Algunos teólogos liberales objetan esto diciendo que Jesús, aunque era el hijo de Dios, en su humanidad no lo sabía todo y que por eso estaba errado en su enseñanza sobre el AT. Para decir esto, se basan en Mateo 24:36, en donde Jesús reconoce no saber el día de su venida.
Pero esta objeción es una falacia. Sólo porque Jesús no lo supiera todo, no significa que Él se haya equivocado al afirmar la autoridad del AT.
Además, si seguimos hasta la conclusión lógica de esta objeción, la misma nos deja sin evangelio. Jesús era responsable de no reclamar más autoridad o verdad de la que poseía, porque de lo contrario, hubiese sido un mentiroso y no pudiese salvarnos en la cruz muriendo como nuestro substituto sin pecado, por lo cual tampoco pudo haber resucitado (cp. Hec 2:24, 2 Cor 5:21).
2. Jesús demostró ser quien dijo ser
Jesús probó ser el hijo de Dios. Él practicó todo lo que enseñó. El testimonio que vemos de Él en las Escrituras es perfecto. Nunca tuvo que retractarse de algo. Milagros, carácter, integridad, todo acerca de Él lo hace digno de nuestra confianza. Y ni hablar de las decenas de profecías que tienen su cumplimiento en Él.
Existe un cálculo que muestra que la posibilidad de cumplir tan sólo ocho profecías con respecto al Mesías es de una oportunidad en cien mil millones de millones. El experto Peter Stoner dice que esto es como si se llenara todo el estado de Texas con monedas hasta dos pies de profundidad, se marcara una de esas monedas y luego se hiciera que una persona con los ojos vendados caminara y encontrara la moneda al primer intento[8]Josh McDowell, Más que un carpintero (Editorial Unilit, 1997), p. 101-102..
Pero lo más asombroso es la resurrección de Cristo. Sin ella, es prácticamente imposible explicar cómo surgió la iglesia cristiana. Este evento realmente cambió al mundo para siempre.
Algunas evidencias de este hecho es la transformación tan radical en sus discípulos, quienes incluso llegaron a dar la vida por el evangelio. También tenemos la conversión del apóstol Pablo relatada en el libro de Hechos y el dato de que cientos de personas vieron a Jesús resucitado, a las cuales se les podía preguntar (1 Corintios 15:6).
Alguien podría decir: “La resurrección simplemente no pudo haber pasado ¡Me niego a creer eso!”. Pero no olvidemos que en el primer siglo la gente pensaba exactamente lo mismo. En aquel entonces decir que alguien había resucitado era una declaración extraordinaria y que costaría caro. Los discípulos de Jesús sabían eso y dieron sus vidas por la verdad.
3. Por tanto, la Biblia es lo que Jesús dijo que era
Si Jesús es el Mesías, el hijo de Dios, entonces yo debo y necesito creer lo que Él dijo, y Él afirmó la autoridad de las Escrituras.
¿No es entonces la Biblia el libro más importante en todo el mundo?
La autoridad del Nuevo Testamento
Por supuesto, este argumento hasta ahora se ha enfocado en el AT. Mientras Jesús estuvo en la tierra, el NT no estaba escrito. Entonces, ¿qué hay del NT?
Jesús escogió apóstoles y les prometió nueva revelación (Juan 16:12-15). Ella está en el Nuevo Testamento. Cada libro del NT fue escrito bajo la autoridad apostólica, ya sea por un apóstol o por alguien estrechamente vinculado al ministerio apostólico. Así, el NT también es señalado en última instancia por Jesús como la Palabra de Dios.
Los apóstoles, quienes también hicieron milagros por el poder del Espíritu Santo (ver Hechos), siendo autentificados de esa manera como verdaderos apóstoles de Jesús, afirmaron que hablaron siendo inspirados por Dios (2 Ped 1:21).
Pablo enseñó que la doctrina apostólica venía directamente del Espíritu (1 Corintios 2:13). De hecho, el apóstol Pedro coloca a los escritos de Pablo a la misma altura de los escritos del AT (2 Pedro 3:15-16). Incluso en 1 Timoteo 5: 18 el apóstol Pablo cita Lucas 10: 7, afirmando que ese evangelio también forma parte de las Escrituras. Y desde temprano en la historia de la iglesia, los libros apócrifos fueron señalados como falsos[9]Para conocer más sobre el canon y autoridad de las Escrituras y respuestas a objeciones, recomiendo encarecidamente el libro Teología Sistemática (capítulos 2-8), de Wayne Grudem. [Editorial … Continue reading.
Unas palabras sobre cómo Dios nos dio la Biblia
Algunas personas insisten y objetan ante todo esto, que leyendo la Biblia se hace evidente que no toda ella es el producto de un dictado palabra por palabra hecho por Dios a los autores que Él usó. Eso es cierto, pero no significa que no toda la Biblia es la Palabra de Dios. Wayne Grudem explica:
“En casos en que intervino la personalidad humana ordinaria y el estilo de redacción del autor en forma prominente, como parece ser el caso con la mayor parte de la Biblia, todo lo que podemos decir es que la providencial supervisión y dirección de Dios en la vida de cada autor fue tal que sus personalidades, su trasfondo y educación, su capacidad de evaluar los acontecimiento del mundo que los rodeaba, su acceso a información histórica, su juicio respecto a la exactitud de la información, y sus circunstancias individuales cuando escribieron, fueron exactamente lo que Dios quería que fueran, de modo que cuando llegaron al momento preciso de poner la pluma sobre el papel, las palabras fueron plenamente sus palabras pero también plenamente las palabras que Dios quería que escribieran, palabras que Dios afirmaría que eran las suyas propias”[10]Wayne Grudem, Teología Sistemática de Grudem: Introducción a la doctrina bíblica (Editorial Vida, 2007), posición 2024..
Un llamado a atesorar la Palabra de Dios
Toda la Biblia es inspirada por Dios, quien en Su soberanía, providencia y fidelidad nos la ha dado completa y perfecta, tal como Él quería que la tuviéramos. ¡Demos gracias a Dios por revelarnos Su Palabra!
“Toda la Escritura es inspirada por Dios [lit. dada por aliento de Dios], y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).
Este artículo es una adaptación resumida de la charla “La autoridad de las Escrituras”, dada en la conferencia Abrumado por Su Palabra, el 13 de Junio de 2015 en la Primera Iglesia Cristiana del Evangelio Completo (Maracaibo, Venezuela).
Referencías