«Él es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él. Ya que es el Señor del cielo y de la tierra, no vive en templos hechos por hombres, y las manos humanas no pueden servirlo, porque él no tiene ninguna necesidad. Él es quien da vida y aliento a todo y satisface cada necesidad» (Hechos 17:24-25 NTV)

Recuerdo que hace años escuché un “sermón” en donde el “predicador” dijo que Dios nos necesitaba. Lo recuerdo bien porque lo dijo gritando, además de que esa frase me pareció muy rara, y me despertó porque yo me estaba quedando atrapado en las garras del sueño que me entra algunos domingos en la mañana.
Nunca había pensado en si Dios me necesitaba o no, así que surgieron muchas preguntas en mí luego de escuchar lo que dijo ese «predicador»: ¿Por qué Dios me necesitaría? ¿En qué sentido Dios podría necesitar a alguien? ¿Qué clase de Dios me necesitaría?»





