“El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Por eso es crucial que sepamos si hemos nacido de nuevo y, por tanto, somos verdaderos cristianos.
¿Estás seguro de que eres salvo?
Si no hemos pasado de la muerte espiritual a la vida espiritual en Cristo, estamos perdidos sin importar cuan llena de vida consideremos nuestra espiritualidad, y sin importar cuan auténtica creamos que es nuestra fe (cp. Efesios 2:1-9).
Además, hay quienes afirman ser cristianos y creer lo que enseña la Biblia, cuando en realidad no son hijos de Dios y no abrazan la verdad, sino que abrazan falsas doctrinas.
De hecho, hoy tenemos iglesias llenas de falsas conversiones. Jesús advirtió seriamente sobre eso (Mateo 7:21-23). El apóstol Pablo también: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos” (2 Cor 13:5).
Para saber si en verdad hemos nacido de nuevo, no debemos compararnos con otras personas. Debemos mirarnos a la luz de la Biblia, para lo cual es crucial el ambiente de una iglesia local saludable y hermanos que te ayuden a examinarte objetivamente.
Tener certeza de nuestra salvación nos impulsa a vivir la vida cristiana con mayor gozo y confianza en el Señor (cp. 2 Pedro 1:10).
Un examen frente a la Palabra de Dios
La primera epístola del apóstol Juan se escribió de manera particular con este propósito: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna…” (1 Juan 5:13).
Hace más de 150 años, el obispo J.C. Ryle sustrajo de esa epístola seis características de todo cristiano. Verte frente a ellas es útil para conocer si tienes vida eterna. Las he resumido en cinco:
1. El cristiano no lleva una vida de pecado y ama la pureza.
“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado” (1 Juan 3:9).
Un cristiano no tiene perfección (1 Juan 1:8). Sin embargo, el cristiano tiene dirección. Por la gracia de Dios, su vida ya no se caracteriza por el pecado. Puede decir como John Newton: “No soy lo que debo ser, tampoco lo que quiero ser, pero por la gracia de Dios no soy lo que solía ser”.
2. El cristiano cree en Jesús como su Señor y Salvador.
“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” (1 Juan 5:1).
El cristiano no deposita toda su confianza en el “Cristo” que predican los falsos maestros, sino en el verdadero, el que se revela en la Biblia, y eso evidencia que ha nacido de nuevo. En otras palabras, el cristiano afirma una doctrina correcta del evangelio. ¡La doctrina importa!
Ryle escribe: “[El cristiano] cree que, porque ha aceptado la obra consumada de Cristo y la muerte en la cruz, es considerado justo a los ojos de Dios, y puede encarar la muerte y el juicio sin temor”.
3. El cristiano práctica la justicia.
“Todo el que hace justicia es nacido de él” (1 Juan 2:29).
Alguien que ha nacido de nuevo busca obedecer al Señor, no para ganarse su salvación (ya que eso sería rechazar el evangelio de la gracia), sino en agradecimiento a Dios por su salvación (cp. Efesios 2:8-10).
4. El cristiano ama a sus hermanos en la fe.
“Sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos” (1 Juan 3:14).
Nuestro Señor habló: “Un nuevo mandamiento os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado… En esto conocerán todos que sois mis discípulos” (Juan 13:34-35).
Una marca irrefutable de que somos cristianos, es que amamos — partiendo del conocimiento a la verdad— de todo corazón a otros cristianos, a pesar de nosotros mismos.
5. El cristiano vence al mundo.
“Todo lo que es nacido de Dios vence al mundo” (1 Juan 5:4).
Ryle escribe al respecto:
“El hombre que ha nacido de nuevo no usa la opinión del mundo como su norma con respecto a lo bueno y lo malo. No le importa ir contra la corriente de las conductas, ideas y costumbres del mundo. Lo que dicen o hacen los demás ya no le preocupa. Vence al amor del mundo. No encuentra placer en las cosas que parecen dar felicidad a la mayoría de las personas. A él le parecen necias e indignas de un ser inmortal.
Ama los elogios de Dios más que los elogios del hombre. Teme ofender a Dios más que ofender a los hombres. No es importante para él si lo culpan o elogian, su meta principal es agradar a Dios”.
El cristiano posee algo mayor que lo que tiene este mundo, un gozo verdadero. Así es como vence al mundo.
“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (2 Juan 2:16-17).
Conclusión: Hay gracia para pecadores
Si habiendo leído esto puedes ver que eres cristiano y has sido verdaderamente salvo, es mi oración que tu gozo abunde y tu fe siga creciendo. Dios ha prometido terminar lo que empezó en ti (Filipenses 1:6).
Pero si al mirarte en el espejo de la Palabra de Dios, te das cuenta de que realmente no eres cristiano, te exhorto a que acudas hoy a Cristo. Conoce el verdadero evangelio. Reconoce tu pecado, arrepiéntete y pon tu confianza en Jesús. “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos 2:17).
Una versión de este artículo fue publicada primero el 19 de octubre de 2015.