«Cuando estás arraigado en la verdad, nada te puede sacudir. Si tu fe se basa en las experiencias, cualquier suceso puede trastornarla. Pero nada podrá jamás trastornar a Dios o a la verdad de la redención»
— Oswald Chambers.
Cuando la gente me pide que le cuente mi testimonio, normalmente se suelen decepcionar. Puedo contar algunas cosas que Dios me ha permitido vivir (en mi ebook relato algunas de ellas), pero no puedo decir exactamente cómo fue el día en que me convertí. Considero que en mi caso, fue un proceso gradual lo que viví.
Con el paso del tiempo, he aprendido que no importa mucho si recuerdo cómo fui salvado o no. La Biblia ya dice con lujo de detalles lo que me pasó. Mi mente y mi memoria se pueden equivocar, ella no.
Esto me ha llevado a ver que muchos de mis hermanos en la fe son adictos a los testimonios propios y de terceros. Viven de experiencias y basan su fe en ellas. Creen, por ejemplo, que si no «pasa algo nuevo», entonces Dios dejó de obrar o algo así. Necesitan que Dios haga algo grandioso para seguir creyendo, como si no fuese suficiente todo lo que Él ya ha hecho.
La fe de muchos cristianos aparentemente depende de testimonios y vivencias. No de la obra consumada de Jesús.
Lo sé porque así fue en mi caso.
En mi viaje espiritual he estado aprendiendo que no puedo tener una correcta relación con Jesús basándome solo en experiencias del pasado y no en Su soberanía y Su Palabra. (Comparte eso en Twitter)
Hoy en día estamos obsesionados por buscar «confirmación» por parte del Señor para entonces actuar. Hoy deseamos que Dios nos revele Su voluntad cuando Él ya lo hizo en Su palabra. Hoy, aunque decimos que amamos a Dios, vivimos como si lo que Él ya hizo no valiera para nosotros.
Esa es una de las grandes tragedias de la iglesia moderna. La fe de muchos cristianos no se basa en Dios, sino en sus propias percepciones.
Cualquier cosa, pequeña o grande, puede tumbar tu fe cuando se basa en experiencias, ya que Dios siempre suele obrar de formas novedosas en nuestras vidas. Muchas de esas cosas las entendemos luego de un tiempo, y si durante ese tiempo nuestra fe no se basa absolutamente en Dios, podemos caernos y decepcionarnos debido a nuestras ideas sobre cómo deberían ser las cosas. Sin embargo, nada puede moverte y hacerte caer cuando la base de tu fe es la Palabra de Dios.
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Dios desea que nuestro amor por Él sea más grande que nuestro amor por las experiencias y regalos que son excepcionales para nosotros y que Él nos permite vivir. Dios no está sólo en esos momentos y detalles.
Dios está obrando a cada instante en tus circunstancias cotidianas y a tu alrededor. Él quiere que lo veas allí. Él quiere sorprenderte en aquellas áreas donde tal vez jamás imaginaste que Él estaría, pero debes estar dispuesto a amarlo y obedecerlo. Debes ver a través de los ojos de una verdadera fe fundamentada en la verdad.
El crecimiento espiritual no solo tiene que ver con la capacidad para ver lo «extraordinario». También está relacionado con poder ver las cosas a las que hemos llamado “ordinarias” como Dios quiere que las veamos: Con una mirada como la de Él.
Dios quiere que vivas por fe y no por experiencias. Busca la experiencia y tendrás muchas decepciones. Ten fe y busca el Reino de los cielos, y lo tendrás todo por añadidura, incluyendo las experiencia que Dios quiere que vivas porque Él te enseñará a ver las cosas como Él quiere que las veas (Mateo 6:33). Eso segundo pasa naturalmente cuando Dios es más importante para ti que todo lo demás.
Así funciona esto.