En todo el mundo parece existir un cliché de que la mayoría de los pastores cristianos predican y sirven por dinero… Lo cual me parece ridículo, porque los verdaderos pastores no predican por dinero.
Antes de haber nacido de nuevo, yo consideraba a la mayoría de los pastores como unos completos hipócritas y descarados. Todo por lo que tan solo una minoría de ellos hacían (Gracias a Dios, el Josué que pensaba de esa manera ya quedó en el pasado).
Verás, nunca he entablado alguna amistad con algún pastor que lucre con el evangelio.
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De las decenas de pastores que he conocido personalmente, solo muy pocos (los podría contar con una mano y me sobrarían dedos) quieren ganar plata con la fe.
No estoy siendo prejuicioso con los hombres que quieren ganar dinero con el evangelio. Sé que lucran con el evangelio, porque aunque no trato de estar pendiente de la gente, algunas cosas son difíciles de ignorar. La Biblia dice que por los frutos que den las personas las conoceremos, y digamos que algunos frutos de algunos individuos suelen ser vistosos… y no precisamente por ser buenos.
Los verdaderos pastores no lucran con el evangelio porque si quieren plata, hay mejor formas de ganarlas.
Ser pastor no es nada fácil. Es algo que consume tu vida y afecta incluso a tu familia.
Los verdaderos pastores no están en oficinas jugando solitario todo el día, y tampoco están comprando Ferraris. Ellos sirven al prójimo en donde sea que estén.
Por supuesto, no todos los que tienen un título de pastor son pastores de verdad. De hecho, estoy en desacuerdo con algunas tendencias congregacionales. Para mí y para Dios, todo aquel que tiene discípulos y está cumpliendo con la gran comisión, es un pastor (pero eso ya es otro tema aparte).
Sin embargo, me da mucha alegría saber que la mayoría de los pastores titulados son personas, que aunque son imperfectas como tú y como yo, aman a Dios y tienen ganas de servirle al prójimo.
Me da felicidad conocer a pastores que son humildes. Visitar sus casas y sorprenderme con la sencillez con la que viven. Podrían tener mucha plata, pero deciden darle al necesitado y servir.
¡Eso son los pastores que más admiro! Y yo quiero algo así para mi vida. Quiero entregarme a los propósitos de Dios por completo en toda la medida que yo pueda, tal como procuran hacerlo los hombres de Dios.
Los verdaderos pastores están sirviendo al prójimo como puedan hacerlo, no solo dentro de las paredes de la congregación los domingos en la mañana, sino en todo lugar. Están en la calle estableciendo el reino de Dios y predicando con palabras y hechos. Así que por favor, no creas que la mayoría de las pastores son tipos que quieren estafarte.
Como te dije, solo he conocido a muy pocos pastores que quieren lucrar con fe de la gente. Y esos no son pastores, sino pseudopastores que hasta a Dios les desagradan y están condenados a pasar la eternidad sin Él al menos que se arrepientan.
Deja de darle vuelta a prejuicios en tu cabeza con respecto a los pastores de la iglesia. Hacer eso te ayudará a ser más feliz y andar menos pendiente de tu prójimo. ;)