Contrario a lo que muchas personas creen hoy, la iglesia no es un centro social al que vamos a calentar sillas. La iglesia es un cuerpo lleno de vida, vibrante y de importancia eterna. Es el cuerpo de Cristo en la tierra, y cada creyente está llamado a desenvolverse como miembro dentro de ese cuerpo; no a permanecer inactivo allí (1 Corintios 12:12-27).
El pastor y autor Thom Rainer ha comprendido esa verdad, escribiendo al respecto en su libro Soy Miembro de la Iglesia: La Actitud que Marca la Diferencia. Rainer es directo al afirmar que:
“Dios no creó la iglesia local para que fuera un club de campo, un lugar exclusivo con privilegios y ventajas para sus miembros.
Nos puso en las iglesias para servir, para cuidar a otras personas, para orar por las autoridades, para aprender, para enseñar, para dar y, en algunos casos, para morir por causa del evangelio.
Muchas iglesias están débiles porque algunos hermanos no entienden en absoluto lo que significa ser miembro, o lo entienden mal. Es hora de aclarar esto, y de participar de la iglesia como Dios quiere. Ya es hora de dar, y de dejar de reclamar derechos”.
Ante esto, el autor comparte seis promesas para hacer y procurar seguir, explicando en qué consisten, haciendo un llamado a la humildad y a valorar realmente lo que es la iglesia:
- Seré un miembro de la iglesia comprometido con la unidad.
- No dejaré que mis preferencias y deseos controlen mi relación con la iglesia.
- Oraré por los líderes de mi iglesia.
- Guiaré a mis familiares a integrarse de una manera sana como miembros de la iglesia.
- Seré un miembro útil de la iglesia.
- Apreciaré como un tesoro la experiencia de pertenecer a la iglesia.
Estamos ante un libro bastante corto (no tiene más de 100 páginas) y con lenguaje sencillo. Se puede leer fácilmente en una hora. Sin embargo, el mensaje del mismo es tan opuesto a la cultura egocéntrica que nos rodea, que es inevitable que te sientas retado en algunas cosas que leerás.
Necesitamos tomar más nuestras cruces y comprometernos bíblicamente en nuestras iglesias si queremos reflejar más el amor y la gloria de nuestro Señor. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros” (Juan 13:35). Sin embargo, esto no es sencillo. Rainer es realista al explicar:
“Mi intención es mostrar que este tipo de compromiso no es fácil. En realidad, sin el poder de Dios podría ser imposible de cumplir. Ora, entonces, y pide Su fuerza y sabiduría. Cuando pienses que ya no quieres hacer sacrificios por los demás, recuerda la cruz. En la medida que te dejes sobrecoger por el amor inmerecido de Jesús por ti, que lo llevó a sacrificar todo por salvarte y a desestimar Sus privilegios, serás capaz de hacer lo mismo por los demás”.
Aunque el tema de la “membresía en la iglesia” no suele ser común en Latinoamérica, es un tema del que debemos hablar correctamente y por eso creo que este libro puede ser de tanta utilidad, especialmente para el pueblo de Dios en el mundo de habla hispana.
Aunque personalmente me hubiese gustado leer en él un poco más de la teología de la iglesia, no puedo dejar de recomendar este texto. Creo que puede ser una herramienta usada por Dios para conducirnos a maravillarnos más de que formamos parte de Su pueblo.