Hoy tengo el gozo de compartir contigo una entrevista muy edificante a Rodrigo Ávila sobre la vida cristiana (¡no hay vida fuera de Cristo!). Estaremos hablando sobre su testimonio, lo importante de leer la Biblia, lecciones que está aprendiendo siguiendo a Jesús, y más.
Él es originario de Chile, actualmente vive en California (EE.UU.) con su esposa y sus dos hijos, trabaja para el ministerio Gracia a Vosotros y recientemente culminó sus estudios teológicos en Master’s Seminary.
Desde la distancia doy gracias a Dios por él y su amor por la verdad. A continuación la entrevista.
¿Nos hablas un poco sobre cómo Dios te llamó?
Crecí en una familia cristiana y desde que tengo memoria he profesado fe en Jesucristo como mi Señor y Salvador. Sin embargo, muchas veces en mi adolescencia, me aleje de Dios y de la iglesia y este alejamiento junto con mis decisiones egoístas y pecaminosas trajeron experiencias muy dolorosas a mi vida.
Aunque reconozco que estos sufrimientos fueron el producto de mi pecado también puedo ver claramente que fue Dios quien providencialmente orquestó esas malas experiencias para traerme de vuelta hacia Él. Creo que esto es un ejemplo en donde se combina la responsabilidad humana y la soberanía de Dios.
He pensado muchas veces sobre el momento en que Dios me concedió el nuevo nacimiento y la verdad es que no he sido capaz de determinar cuando ocurrió eso exactamente. Alguien dijo que lo que importa no es tener una fecha en el pasado que indique que fuimos salvados sino que en el presente debemos ver indicios de la gracia de Dios actuando en nuestras vidas.
Debemos ser capaces de mirar hacia atrás y reconocer que por la gracia de Dios hoy tenemos un conocimiento mayor sobre la persona del Dios trino y una vida que, quizás con altos y bajos, se ha ido conformando más y más a la imagen de Cristo.
¿Cómo describes brevemente la forma en que el evangelio cambió tu vida?
Solía ser muy arrogante. Pretendía ser humilde exteriormente pero siempre me estaba jactando de las cosas que había hecho y miraba en menos a aquellos que no tenían lo que yo tenía o hecho lo que yo había hecho.
De vez en cuando recuerdo mis pensamientos y acciones y me doy cuenta de lo necio y alejado de la realidad en que me encontraba. Me avergüenza recordar esas cosas. Sin Dios, no soy más que un miserable y patético pecador sin esperanza. Debido a la cruz de Cristo, la arrogancia y la verdadera piedad son dos cosas absolutamente incompatibles.
También puedo decir que Dios me ha ido librando de tener un corazón vengativo. Si alguien me hacía algo, yo siempre me aseguraba de castigar a esa persona de alguna forma. Casi siempre elegía la indiferencia, el alejamiento o el hablar a sus espaldas.
Cristo habló de perdonar, bendecir y hacer bien a nuestros enemigos y creo que muchas veces pensamos que esos versos no se aplican a nosotros porque pensamos en enemigos como Cesar lo fue para los primeros cristianos o como el Papa lo fue para Lutero. El problema es que a veces nos olvidamos que en nuestro círculo más cercano como familiares, compañeros de trabajo o vecinos, encontramos a personas que nos dañan y se nos manda a buscar la paz con ellos tomando la iniciativa de perdonarlos incluso cuando ellos no nos pidan perdón.
¿Qué tan importante es adentrarnos en la Biblia?
No hay nada más importante que esto en la vida cristiana con la excepción de la oración. Alguien ha dicho que el estudiar la Biblia es como recibir una carta de Dios y orar es como enviarle una carta a Él. La comunicación incluye escuchar y hablar. Dios nos dice en Su palabra que ésta tiene el poder para dar vida a personas muertas espiritualmente y también para santificar a aquellos que ya han sido regenerados.
Es por esto que la tarea principal del predicador es predicar la palabra y todo el consejo de Dios y cada cristiano debe estar constantemente llenando su mente de ella para lograr victoria sobre el pecado.
Escudriñar la ley de Dios debe ser siempre un placer y un agrado para cada creyente. Es nuestra comida espiritual diaria y la única fuente por la cual podemos conocer más a nuestro Dios.
¿Cómo explicas resumidamente lo urgente de la oración?
Yo diría que es urgente o esencial para el cristiano simplemente porque la Biblia dice que es así. Dios ha determinado que a través de la oración podemos obtener tanto bendiciones materiales como espirituales según nuestra necesidad.
Cristo dijo, “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mt 7:7). Y Pablo de manera similar dijo, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Flp 4:6).
¿Por qué es vital congregarnos y oír la predicación de la Palabra?
Es esencial congregarnos porque solo en el ambiente de la iglesia local podemos recibir corrección de otros hermanos, oración intercesora para nuestras necesidades particulares, edificación mutua mediante nuestros dones y la oportunidad de compartir el gozo de alabar a nuestro Señor con otros hermanos en la fe.
Con respecto a la predicación creo que es vital el escucharla primordialmente en la iglesia porque creo que Dios soberanamente ha puesto sobre nosotros pastores que tienen un mensaje directo para nuestras vidas.
No hay nada de malo en escuchar a otros pastores a través de audio o video pero a veces creo que se puede correr el riesgo de elegir que queremos escuchar y podemos perder una dieta balanceada de verdad bíblica.
¿Cuáles son las cinco personas que más han influenciado tu fe?
Mis padres, John MacArthur, Martyn Lloyd Jones, C. S. Lewis y Charles Spurgeon.
¿Y tus cinco libros cristianos favoritos y por qué?
El Progreso del Peregrino, de John Bunyan. Este es un libro que todo cristiano debería leer. Yo lo he leído solo un par de veces pero pienso leerlo muchas veces más. Es uno de mis favoritos porque muestra de una forma bíblica, sencilla y clara la vida de un cristiano en este mundo, desde el momento previo a su conversión hasta su entrada al cielo. Todo verdadero creyente debería sentirse representado con cada vivencia de “Cristiano,” el personaje principal.
Discursos a mis estudiantes, de Charles Spurgeon. Este fue uno de los primeros libros sobre el ministerio que leí. Al igual que el progreso del Peregrino, es un clásico de la literatura cristiana. Es muy bíblico, práctico y fácil de leer. Debería ser literatura obligada para cada cristiano que está pensando dedicarse al ministerio y la predicación.
Este libro cubre de manera extraordinaria asuntos como la vocación al ministerio, la vida espiritual del predicador y consejos prácticos sobre la predicación entre muchos otros temas. La verdad es que recomiendo este libro porque el tiempo ha demostrado que el material que Spurgeon produjo siempre es relevante y es así porque su enseñanza siempre fue escritural, sencilla y apasionada.
El Pastor Reformado, de Richard Baxter. Desde la primera página sentí que este libro era como una cachetada en la cara para los que tengan una idea equivocada de lo que es el ministerio cristiano. Juzgando por el título pensé que este libro tenía que ver con cómo debería desempeñarse un pastor seguidor de la doctrina reformada pero tiene poco que ver con esto. Leí este libro por primera vez hace unos 5 años y espero leerlo muchas veces más en el futuro.
Por lo menos hay tres cosas de él que me impactaron mucho. Su alto concepto del ministerio, el hecho de que Baxter visitaba continuamente en sus casas a los miembros de su iglesia para darles consejo e instrucción y su constante repetición del texto de Hechos 20:28 que dice: “Mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.”
Es notable que este libro haya influenciado a hombres como John y Charles Wesley, George Whitefield y Charles Spurgeon.
La Predicación y los Predicadores, de Martyn Lloyd Jones. Este libro es una joya. No estoy de acuerdo con cada cosa que dice el “Doctor” pero sin duda que aquí uno encuentra un tesoro de sabiduría y sentido común que rara vez se encuentra sobre el tema de la predicación. Ningún predicador serio debe darse el lujo de no leer este volumen.
Lloyd Jones creía que la predicación era teología en llamas y que “el trabajo de predicar es el más grande y el más glorioso llamamiento al que alguien puede ser llamado jamás.”
Los Carismáticos, de John MacArthur. Este no es un volumen a la altura de los libros que mencione anteriormente en términos de importancia y notoriedad pero es un libro muy especial para mí. Por un breve tiempo me congregué en iglesias pentecostales y carismáticas y siempre me causaron curiosidad las supuestas manifestaciones del Espíritu Santo que sucedían en algunas reuniones.
Siempre sentí que algo no andaba bien con esas situaciones pero nunca dije nada porque temía criticar algo que el Espíritu pudiera estar produciendo. Todo esto me causaba mucha confusión y solía pedirle a Dios que me concediera esos dones porque pensaba que me estaba perdiendo de algo en la vida cristiana.
Un buen día, conseguí este libro, el cual gracias a su claridad y exposición bíblica me dejó muy tranquilo y aclaró muchas de mis dudas sobre estos temas.
¿Nos compartes cinco lecciones que estés aprendido siguiendo a Jesús?
Ya que lo último que he estado enseñando en mi grupo de estudio ha sido el sermón del monte y específicamente las bienaventuranzas, es natural para mí hablar de cómo este sermón de Cristo ha afectado mi vida.
Joshua Harris, un pastor y autor norteamericano, una vez se hizo la pregunta, «¿Cómo sería una versión secular de las bienaventuranzas?» y sobre la base de la forma en que la cultura define el éxito, él creo una versión mundana de las bienaventuranzas.
Entonces, simplemente quiero presentar las cinco primeras bienaventuranzas que para mí han sido cinco grandes lecciones que he aprendido directamente de Jesús y contrastarlas con las bienaventuranzas mundanas de Harris. Espero que este contraste nos ayude a ver si nuestro carácter es más parecido a los estándares de Cristo o a los del mundo.
1. Jesucristo dijo, “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Más el mundo dice, “Bienaventurados los seguros de sí mismos, porque ellos gobiernan el mundo.”
2. Jesús dijo, “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” Pero la cultura nos dice, “Bienaventurados los pensadores positivos, porque no necesitan el consuelo de nadie.”
3. Cristo dijo, “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” Más la sociedad nos asegura que, “Bienaventurados son los engreídos y atrevidos porque consiguen lo que quieren.”
4. El Señor dijo, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” Pero los incrédulos piensan que, “Bienaventurados son los que tienen hambre y sed de fama porque reciben ‘reality shows’ en la televisión.”
5. Jesús dijo, “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” Más los incrédulos creen que “Bienaventurados son los vengativos porque consiguen respeto.”
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