Cada día estoy más convencido de que al leer la Biblia, es mejor tener un plan que no tener alguno. Por eso la estrategia #1 que sugiero para profundizar en la Palabra es seguir un plan de lectura que la abarque toda.
Esta idea no es novedosa. Son incontables los cristianos que siguen —o tratan de hacerlo— planes de lectura de la Palabra. Y sin embargo, creo que esto es algo subestimado por muchos creyentes.
Algunas personas consideran el uso de planes de lecturas como algo limitante, algo que les quita libertades— ellas prefieren leer simplemente lo que quieran leer en la Biblia.
Ya sea que hayas comenzado planes que no hayas podido terminar, o que no veas la utilidad de seguir un plan concreto de lectura, espero que las razones para hacerlo, que compartiré contigo, sean de motivación para ti.
Seguir un plan de lectura para toda la Biblia…
1. Te llevará a leer todo lo que Dios ha hablado.
Hay un sentido en el que es bueno leer la Biblia sin llevar un plan para leerla toda, leyendo sólo algunas partes. La Palabra de Dios es poderosa, puede obrar cosas grandiosas, y por tanto es mejor leer algo de ella que no leer nada en absoluto.
Pero también hay un sentido en el que puede ser incluso pecaminoso leer intencionalmente sólo nuestras porciones favoritas de la Biblia o sólo ciertas partes de ella. ¿Quiénes somos nosotros para no querer o tratar de escuchar todo lo que Dios ha hablado?
La Biblia no es un buffet del cual somos llamados a escoger algunas cosas, en vez de conocer el banquete completo. “Toda Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16-17). Y esta es una ventaja maravillosa de un plan de lecturas que abarque todo lo que Dios nos habla en Su Palabra: Nos guía a escuchar todo el mensaje y no sólo algunas partes.
Leyendo la Biblia entera, he visto riquezas que no vería si sólo leo las mismas porciones una y otra vez, al mismo tiempo que recuerdo, al menos una vez al año, verdades reveladas para la gloria de Dios y para mi gozo.
Esto nos lleva al punto número dos.
2. Te guiará a tener una teología más bíblica.
Luego de que nuestro Señor Jesucristo resucitó, Él se apareció a dos discípulos que iban camino a una aldea llamada Emaús, “y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras” (Lucas 24:27).
Cristo es central en toda la Palabra y necesitamos verlo. Leer una y otra vez toda la Palabra de Dios, es crucial para tener una teología cada vez más bíblica, que abarque toda la revelación progresiva de Dios en las Escrituras. La totalidad de la Biblia apunta a nuestro Salvador, explica e ilustra Su obra, carácter, justicia, misericordia, etc.
La esencia de la teología bíblica es que la Biblia interpreta la Biblia. Profundizando en toda la Palabra, aprenderemos a interpretarla, sin sacar textos fuera del contexto de la gran historia de la redención, haciendo de Cristo el centro de todo.
Aquellos discípulos camino a Emaús se dijeron después de aquella experiencia: “¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras [Jesús] nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:32). Nuestros corazones arderán con gozo cuanto más conozcamos todo el consejo de Dios.
3. Te ayudará a recordar que estás en una guerra.
Personalmente, la idea de tener un plan para leer toda la Biblia me recuerda que estoy en guerra contra mi incredulidad, las tentaciones y mi inclinación a pecar. He hallado que varios hermanos que siguen planes de lectura también pueden decir lo mismo.
El concepto de un plan puede comunicar a tu mente: “tienes que tomarte esto en serio. Hay cosas en juego”. Si los soldados siguen planes para ganar guerras, ¿por qué yo no habría de seguir un plan para adentrarme en lo que mi Señor ha dicho para garantizar mi victoria?
Hermanos, un plan puede ser usado por Dios para impulsarnos a ser más disciplinados. Si somos constantes para muchas cosas que hacemos a diario, ¿por qué no para alimentarnos espiritualmente? Además, la disciplina es importante porque ella conduce a la naturalidad.
Te animo a iniciar un plan ahora
Los mejores planes anuales que conozco hasta ahora, son:
- Plan cronológico. Lee la Biblia en el orden en que los eventos ocurrieron cronológicamente.
- Plan de Robert Murray M’Cheyne. Lee el Antiguo Testamento una vez, y el Nuevo Testamento y los Salmos dos veces. También tiene una versión para hacer en dos años. Este es mi plan favorito.
Hay muchos más planes en Internet o aplicaciones como YouVersion para que escojas uno. Algunos son más flexibles que otros (¡no tienes que esperar al primer día de enero para comenzar algunos!). Lo clave es que el plan abarque toda la Biblia y ores a Dios para que te conceda seguirlo.
Como dato curioso, esta herramienta sirve para calcular cuánto minutos tomarías diariamente leyendo la Biblia a lo largo de distintos plazos de tiempo. ¿Sabías que incluso a un ritmo lento de lectura (200 palabras por minuto), con menos de 45 minutos diarios puedes leer toda la Biblia en tres meses? Y leerla en un año sólo requiere en teoría un promedio de 10 minutos al día.
No hay excusas para no leer la Biblia siguiendo un plan.