Cuando los críticos de Jesús decían que sus palabras eran muy duras (Juan 6:60), puedo imaginarme a alguien diciendo:
“¡Seguro Jesús dice esas cosas porque es alguien con heridas! Tal vez tuvo traumas en el pasado y por eso dice las cosas que dice”.
Puedo imaginarme eso porque es algo que he escuchado.
Alguien sano es alguien que ama la verdad
Con frecuencia escucho a mucha gente en nuestras congregaciones decir que cierta persona es muy dura o radical en predicar el evangelio porque “es orgulloso o alguien con heridas al que le gusta herir”. Eso una falacia y juzgar injustamente.
Tal vez quienes han sido lastimados hieren a otros para “protegerse” al parecer más “fuertes” y así evitar que alguien pueda acercarse y tocar sus viejas lesiones o generarle unas nuevas. No tengo la menor duda de eso, pero también creo que las personas sanas hieren de vez en cuando; no de la misma manera, no con el propósito de hacer daño, no para alejarse de los demás y mostrarse rudos, y lo hacen por amor, al decir la verdad que incomoda y seguramente es dura.
En la Biblia tenemos muchas pruebas de eso. Cuando Pablo, por ejemplo, predicaba y confrontaba a las personas, no lo hacía porque tenía heridas y quería lastimar a los demás, sino porque fue transformado por Jesús y él amaba a las personas, amaba la verdad (2 Corintios 10:1-6).
Una excusa para rechazar la verdad
Cuanto más pienso en lo fácil que es juzgar mal a quien dice algo distinto a lo que espero oír y etiquetarlo como “alguien que ha sido herido y es rencoroso», más veo el problema del corazón del hombre.
Es mucho más cómodo decir que la persona que expone la verdad que me incomoda es acomplejada, y usar esto como excusa para descartarla, que admitir que lo que dice es cierto y necesito hacer algo al respecto.
Este es un tema que me interesa mucho porque como he hablado antes, solía ser de esos que solo leen en la Biblia lo que quieren leer en vez de todo lo que está escrito en ella y Dios quiere que sepamos.
A veces somos así con las personas que enseñan la verdad. De esto se aprovechan los falsos predicadores y dicen lo que la gente quiere oír en vez de lo que necesita oír (2 Timoteo 4:3-4, 2 Pedro 2:3).
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Sí, algunas heridas son buenas para nosotros
“Señor, yo sé que tus juicios son justos, y que por tu fidelidad me afligiste”
(Salmos 119:75).
La Biblia deja claro que a veces Dios nos aflige porque nos ama. Nos aflige con Su Palabra penetrante (Hebreos 4:12).
Esa es la razón por la que es normal que a veces no te gusten algunas cosas que diga alguien que predica lo que está en la Biblia.
Por eso necesitamos grabar en nuestras mentes que las personas sanas que hieren cuando hablan la verdad que tanto necesitamos, lo hacen por amor a nosotros, sobre todo por amor a Dios y Su Palabra. Lo hacen porque por la gracia de Dios están sanos y quieren que también nosotros lo estemos.
Es mi oración que seamos más lentos para juzgar y más rápido para abandonar cualquier excusa que se nos pueda ocurrir para rechazar la verdad, y es que la necesitamos y no algo que se le parezca.
Una vez que dejemos nuestro orgullo y abracemos la verdad, probaremos la dulzura de la gracia y el amor de Dios. Un amor que se revela en que, siendo nosotros pecadores, Jesús murió por nosotros (1 Juan 4:10).