‘Los errores más grandes de la iglesia ocurren cuando la gente honra lo que sus pastores dicen sin examinar esas enseñanzas a la luz de las Escrituras’
— John Bryan Chapell
Sería genial que en las congregaciones se le enseñara a la gente a pensar y cuestionar, en vez de simplemente aceptar una doctrina por obligación.
Seamos completamente honestos:
Algunas congregaciones «cristianas» parecen fábricas de robots. Eso es lo opuesto a lo que quiere Jesús que seamos; no nacimos para actuar como sims.
Yo me pregunto:
¿Hasta cuando muchos pastores van a usar la excusa “así fue que me enseñaron a pastorear” para excusar la forma en que prohiben que lo que dicen sea cuestionado?
¿Será que muchas congregaciones se vaciarían si se le diera permiso a la gente para que piense?
Si un líder está seguro de que lo que está predicando es la verdad, no debería prohibir que se le cuestione. De hecho, es algo que debería fomentar para luego probar que sí dice la verdad y ser de bendición para la edificación de la iglesia.
Las personas a veces podrán equivocarse y transmitir de forma torcida un mensaje, incluso cuando esas personas tengan una buena intención, pero Jesús nunca se equivoca.
Es por eso que debemos estar atento a todo lo que se hable en la iglesia.
Veamos qué dice la Biblia:
La palabra dice en 1 Corintios 14:29:
“En cuanto a los que comunican mensajes de parte de Dios, que hablen dos o tres, y los demás limitense a dar su parecer”. (BLPH)
Otra traducción afirma:
“Y si algunos hablan de parte de Dios, que sean sólo dos o tres personas. Los demás deben prestar atención, para ver si el mensaje es de parte de Dios o no.” (TLA)
Y OTRA traducción dice:
“De la misma manera, que hablen dos y hasta tres profetas, y que los demás juzguen lo dicho.” (RVC)
Tenemos la responsabilidad espiritual de pensar y cuestionar las cosas que dicen las personas de parte de Dios, para saber si se trata de Dios hablándonos, o de una imitación o algo que está diciendo el hombre.
Hoy en día se han suprimido en miles de congregaciones la libertad de crítica, opinión y pensamiento. Esas cosas son necesarias en la iglesia, siempre y cuando se hagan con buen corazón y de forma sabia. Sin juzgar a las personas injustamente ni dar espacio a la división.
Pensar no es pecado, así que no tenemos excusas para no usar las neuronas y los dones espirituales cuando escuchamos o vemos algo en la iglesia, guiándonos por lo que el Espíritu ha revelado en la Biblia que Dios nos ha dado.
Eso es parte de amar a Dios con toda nuestra mente.
Nacimos para seguir a Jesús. No opiniones ni inventos accidentales o intencionales de las personas.