Si somos honestos, admitiremos que puede ser fácil caer en la monotonía dentro de nuestras oraciones. Aunque Jesús dice “no uséis repeticiones sin sentido” (Mateo 6:7), a veces nuestras oraciones pueden llegar a ser así.
Donald Whitney, profesor en el Southern Baptist Theological Seminary, conoce esta complicación y la aborda en su libro Orando la Biblia:
“[E]l problema no es que oremos por las mismas cosas de siempre, sino que usemos las mismas palabras cada vez que oramos por las cosas de siempre. Parece que casi todas las personas empiezan a orar así tarde o temprano y eso se vuelve aburrido; y cuando la oración es aburrida, no sentimos ganas de orar. Cuando no sentimos ganas de orar, es difícil orar, al menos de manera enfocada y concentrada”.
Whitney argumenta que si este divagar describe nuestras oraciones, el problema no somos nosotros, si tenemos el Espíritu Santo, sino nuestro método. Su propuesta frente al problema es sencilla; algo que otros hombres han sugerido (George Müller, John Piper, etc) y muchos cristianos a lo largo de la historia han hecho en sus tiempos devocionales: Orar la Biblia.
“Cuando ores, ora a través de un pasaje de las Escrituras, de manera particular a través de un salmo”. Ese es el método. Así de simple. “Cada pensamiento que entra en tu mente mientras estás leyendo un pasaje de la Escritura —aun si tal pensamiento no tiene que ver con el texto que está delante de ti en ese momento— es algo que puedes llevar delante de Dios”.
Whitney da ejemplos de cómo este método fue usado por personajes bíblicos y ha servido a otros cristianos. Asimismo, toma tiempo para hacer algunas aclaraciones cruciales. Él explica enfáticamente que interpretar la Biblia no es orarla. También aclara que “ningún método avivará la oración en una persona que no es habitada por el Espíritu Santo”.
Además, Whitney aporta sugerencias muy útiles para la aplicación de esta forma de acercarnos a nuestro Señor en oración. Incluso propone un sistema para orar un salmo diferente cada día, con el cual te identifiques.
Por supuesto, orar la Biblia no es la única forma de dirigirnos a Dios. Pero, incluso antes de leer este libro, he orado a menudo de esta forma y creo que ha sido de mucha bendición para mí. Por tanto, me agrada ver un libro ameno y práctico sobre orar la Biblia, porque sé que beneficiará a muchas personas.
“Tengo suficiente confianza en la Palabra y en el Espíritu de Dios como para creer que, si la gente ora de esa manera, en el largo plazo sus oraciones serán más bíblicas que si ellos solo crean sus propias oraciones”, escribe Whitney y estoy totalmente de acuerdo. Recomiendo este libro.