Teresa de Calcuta en una ocasión dijo: «Cuanto menos poseemos, más podemos dar. Parece imposible, pero no lo es. Esa es la lógica del amor».
Aunque no estoy de acuerdo con varias de sus creencias y algunas cosas que ella dijo, estoy seguro de que esta frase que comparto contigo es cierta.
¿Alguna vez has leído en el libro de Hechos o en las cartas del Nuevo Testamento lo generosos que eran los primeros cristianos?
La actitud del verdadero cristianismo es muy distinta a la que solemos vivir en la mayoría de las congregaciones que dicen ser cristianas.
Curioso: Jesús pasó la mayor parte de su vida con la clase de personas a la que tratamos de evadir. Él predicaba a los pobres, a los enfermos, a los rechazados.
Creo que si tan solo los cristianos fuésemos un poco más generosos, las personas a nuestro alrededor quedarían muy impactadas por el amor de Jesús en nosotros.
Y es que no necesitas esperar a ser rico para ser generoso. Muchas veces en las congregaciones te venden la mentira de que “hay que orar para que Dios nos bendiga para entonces poder ser de bendición para los demás”, pero la verdad es que Dios ya te ha bendecido y puedes dar más cuando tienes menos.
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Ser generoso cuando parece difícil serlo es una forma potente de predicar el evangelio y que nuestro tesoro eterno está en los cielos. De nada nos sirve predicar el Reino si no vivimos como Dios quiere que vivamos.
Cuando Dios nos dice en Su palabra que más bienaventurado es dar que recibir, no estaba hablando de cosas idealistas. Él hablaba en serio y sin tartamudear. Y es que cuando somos generosos, Cristo es glorificado en nosotros, y aunque a veces no lo notemos en un comienzo, al ser generosos somos convertidos un poco más en las personas que nacimos para ser.
Para pensar: «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.» (Mateo 6:19-21)
Recuerda que Dios quiere usarte y glorificarse en ti. Naciste para compartir Su amor.
¿Te atreves a ser generoso aunque no seas «rico»?