“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28)
Somos la “generación microondas”. Cada vez queremos que las cosas salgan de forma más rápida. Detestamos la espera… y esa es una de las grandes tragedias del tiempo en que vivimos.
Esperar nunca es fácil. Sin embargo, la espera de algo asombroso es un periodo que todo cristiano debe afrontar, no solo una vez, sino un montón de veces.
Una de las lecciones más importantes que he aprendido, es que la espera no es tiempo perdido.
Lo sé porque he tenido que esperar algunas cosas grandes para mí en los últimos años, por ejemplo:
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Esperar por saber cual es mi verdadera vocación y papel en el mundo. Durante esta espera aprendí a ser más yo mismo y a no seguir las opiniones de la gente, probé algunas cosas y descubrí en qué soy bueno y en qué no; aprendí a empezar usar los talentos que Dios me dio. (Sobre eso hablo en este otro post: Cómo descubrir tu verdadera vocación)
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Esperar para poder predicar en este blog. Durante la espera en la remodelación y ampliación del blog, me adentré más en el estudio de la Palabra de Dios, además de que escribí mi ebook y muchos artículos que ya estoy publicando aquí.
Hay muchas más cosas que he esperado en mi vida, cosas más importantes (y de las que no te contaré ahora porque se trata de mi vida privada). Sin embargo, siempre puedo ver que la espera vale la pena, ya que durante esos tiempos podemos prepararnos para cuando la misma espera termine, y también podemos conocer a Dios de maneras que nunca pudimos haber imaginado.
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Esperar no es estar de brazos cruzados. Esperar es hacer lo que tengas que hacer mientras Dios hace lo que sólo Él puede hacer.
Las cosas grandes no solo suceden en la meta. También suceden en el camino hasta ella. (Retweet)
Los tiempos de espera son periodos que Dios usa para hacernos crecer y glorificarse en nuestras vidas. Son periodos en donde somos preparados para recibir las bendiciones que Dios quiere darnos gracias a Jesús.
En mi libro Conociendo a Dios Every Day, comparto esto que he aprendido:
A veces tener fe y esperar que Dios te responda algo o te conceda una petición, se siente como estar en un pasillo a la espera de que Él abra la siguiente puerta y puedas conocerlo más al recibir una bendición que anhelas y le has pedido.
Los tiempos de espera son especiales en la vida de todo cristiano. No es casualidad que tantos Salmos se hayan escrito en el desierto. Cada momento es una oportunidad para conocer más a Dios y en la espera eso se puede ver de forma más notable.
Deja que Dios te recuerde que la espera no es tiempo perdido. Así podrás disfrutar el momento, crecer y ver la grandeza de Cristo en esos instantes, incluso aunque a veces no entiendas por qué te suceden muchas cosas.
No olvides que Dios nunca se equivoca.